La familia real saudita, los Al Saud, se considera la más rica del mundo. Su fortuna, acumulada durante casi un siglo, supera el billón de euros, eclipsando la de magnates como Elon Musk y otorgándoles un poder económico sin precedentes a nivel mundial.
El exorbitante capital de esta familia proviene en gran parte de las reservas de petróleo, pilar de la economía saudita y clave para Estados Unidos. No obstante, la diversificación estratégica hacia sectores como bienes raíces, tecnología y turismo ha fortalecido su posición en la cúspide de la riqueza global. Su estilo de vida, marcado por propiedades lujosas, flotas de aviones privados y yates, refleja el poderío económico que ostentan.
La familia más adinerada del mundo, la Casa de Saud, posee una fortuna histórica, en gran parte gracias a los vastos recursos naturales de Arabia Saudita. Este país alberga algunas de las mayores reservas de petróleo del planeta, lo que lo convierte en un actor crucial en el mercado energético global. Según estimaciones, los miembros de esta dinastía controlan activos que superan los 1.324 billones de euros. Esta cifra abarca ingresos provenientes del petróleo, pero también una serie de inversiones diversificadas que incluyen participaciones en empresas tecnológicas de Estados Unidos y propiedades de lujo en diversas capitales mundiales.
Aunque esta cifra es impresionante, la riqueza no está distribuida de manera equitativa entre todos los miembros de la familia. Si bien la dinastía cuenta con miles de integrantes, son el círculo más cercano al rey y al príncipe heredero quienes controlan la mayor parte de este vasto patrimonio. Su influencia en el mercado energético y su participación en decisiones estratégicas clave les aseguran mantenerse en la cima de la lista de las familias más acaudaladas del mundo.
La magnitud de la riqueza de la Casa de Saud queda en evidencia cuando se compara con figuras como Elon Musk, cuya fortuna ronda los 280 mil millones de euros, o Bill Gates, con aproximadamente 115 mil millones. Sumando sus patrimonios, los números apenas alcanzan una cuarta parte de lo que controla la dinastía saudita. En términos de influencia económica, la comparación es igualmente abrumadora, ya que el petróleo sigue siendo un recurso estratégico vital, muy por encima de los sectores tecnológicos que dominan los magnates de Estados Unidos.
Por otro lado, incluso familias reales emblemáticas como la británica palidecen frente a la Casa de Saud. Con un patrimonio estimado en 81 mil millones de euros, los Windsor no logran competir con el alcance financiero de sus contrapartes sauditas. La disparidad es un claro reflejo de cómo el control de recursos naturales puede generar riquezas que trascienden generaciones.
Con las reservas de petróleo que rodean a Arabia Saudí, la familia Saudí cuenta con un poderoso poder económico. Foto: EFE
El ascenso económico de la Casa de Saud se debe principalmente al descubrimiento de petróleo en Arabia Saudita a principios del siglo XX, un hallazgo que transformó radicalmente el destino de la nación. Desde entonces, el control de las reservas de petróleo más grandes del mundo ha sido la base de su fortuna. A través de la empresa estatal Aramco, la familia ha capitalizado la demanda global de crudo, generando ingresos masivos y estableciendo una influencia que se extiende desde los mercados financieros hasta la geopolítica.
Este importante descubrimiento ha marcado un antes y un después en la historia económica y política de Arabia Saudita, consolidando su posición como uno de los principales actores en el mercado petrolero a nivel mundial. La gestión y explotación de estas vastas reservas han permitido a la Casa de Saud mantener su poder y liderazgo tanto a nivel nacional como internacional. La influencia de esta familia se ha extendido más allá de las fronteras del país, impactando en la economía global y en las relaciones geopolíticas a nivel mundial.
Además, la familia ha adoptado una estrategia de diversificación en las últimas décadas. Inversiones en tecnología, como asociaciones con gigantes de Silicon Valley, y adquisiciones en sectores como el turismo y el entretenimiento han ampliado su riqueza. La construcción de proyectos futuristas, como la ciudad de Neom, refleja su intención de mantenerse a la vanguardia del desarrollo económico global.
La casa de los Saud son la dinastía del país de Arabia Saudí y cuentan con un patrimonio de 1.324 billones de euros. Foto: Xinhua
A pesar de su inmensa riqueza, la familia también enfrenta críticas por la falta de transparencia en el manejo de su capital y la concentración de poder en un círculo reducido. Sin embargo, no cabe duda de que su influencia económica y política continuará marcando el ritmo del siglo XXI.
De acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, Brasil se destaca como el único país latinoamericano que logrará alcanzar el estatus de economía desarrollada para el año 2028. Este hito posicionará a Brasil entre las potencias económicas mundiales, junto a gigantes como Estados Unidos, China e India. Sin embargo, es importante destacar que este logro contrasta con la situación de otros países de la región, los cuales enfrentan obstáculos estructurales que obstaculizan su crecimiento económico a largo plazo.