Gisèle Pelicot se convirtió en una heroína feminista por atreverse a desafiar a los hombres acusados de violarla mientras estaba drogada por su marido. "La vergüenza, no somos nosotras la que tenemos que sentirla", sostuvo en el juicio que se celebra en Francia.
Su esposo, Dominique Pelicot, y otros 50 hombres se sientan desde septiembre en el banquillo de los acusados, en un juicio que ya está a medio camino y desencadenó una ola de indignación y protestas en el país europeo.
Las primeras ocho semanas de audiencias pusieron al tema del consentimiento, la violencia machista y el uso de drogas para cometer abusos sexuales en el primer plano.
Durante una década, entre 2011 y 2020, Dominique Pelicot drogó a su mujer para poder violarla junto a decenas de desconocidos. Los vídeos e imágenes de las agresiones sexuales que él mismo grabó fueron claves para identificar al resto de acusados. Todos se enfrentan a hasta 20 años de prisión.
Con su característico corte de pelo bob y sus lentes de sol, Gisèle Pelicot, de 71 años, quiso remover las conciencias e insistió en que las vistas se celebrasen a puerta abierta.
Lo hizo para que "todas las mujeres víctimas de violación se digan 'si la señora Pelicot lo hizo, lo podemos hacer'".
"No quiero que [las víctimas] tengan más vergüenza. La vergüenza, no somos nosotras la que tenemos que sentirla, son ellos", declaró ante el tribunal. "Expreso sobre todo mi voluntad y determinación para que cambiemos esta sociedad", insistió.
Las audiencias en la corte de Aviñón, en el sur de Francia, se suspendieron durante una semana y se reanudarán el 4 de noviembre. La sentencia se espera para el 20 de diciembre.
Durante el juicio ha trascendido el contraste entre los hechos y lo que parecía ser un matrimonio común y corriente.
Gisèle Pelicot, que estuvo casada con Dominique durante 50 años, lo describió como un esposo prácticamente "perfecto". Pero su ahora exmarido confesó una serie de agresiones cometidas durante la última década que pasaron juntos.
Dominique colocaba ansiolíticos en la comida y la bebida de su mujer para dejarla inconsciente justo antes de violarla y ver cómo la violaban al menos 50 desconocidos reclutados por internet.
Los agresores, de entre 26 a 74 años, eran "gente corriente" bien integrada en la sociedad. Junto a Dominique Pelicot, solo 14 de ellos reconocieron las acusaciones de violación, pese a que las agresiones fueron grabadas y meticulosamente catalogadas por el exmarido.
Muchos de los acusados insisten en que fueron invitados, incluso manipulados por Dominique Pelicot, para realizar las "fantasías de una pareja libertina".
"Son violadores, violan y punto. Y cuando se disculpan, al fin y al cabo, se disculpan por ellos mismos", reaccionó Gisèle Pelicot.
El juicio recuerda que en casi la mitad de los casos, las agresiones sexuales son perpetradas por alguien conocido de la víctima, según un informe de 2022 del Ministerio del Interior francés.
El juicio, que empezó el 2 de septiembre, sacude Francia y ha abierto los noticieros del mundo entero. Los medios -- 138 están acreditados, 57 del extranjero -- han grabado los momentos en que Gisèle Pelicot llega al tribunal, arropada por aplausos y ramos de flores.
El caso de las "violaciones de Mazan", el nombre del pueblo donde ocurrieron las agresiones, ha desatado protestas y ha removido conciencias.
En los periódicos se han publicado artículos sobre patrones de masculinidad y celebridades del mundo entero se han pronunciado al respecto.
El juicio ha salido de los tribunales. En los muros de Aviñón y otras ciudades han aparecido carteles en apoyo a Gisèle y otras víctimas de violencias sexuales, que denuncian "la cultura de la violación".
El ministro francés de Justicia, Didier Migaud, dijo que estaría dispuesto a incluir la noción de consentimiento en la definición de violación en la legislación francesa.
Pero también pidió cautela cuanto a los "términos" empleados para revisar las normas.
A la espera del veredicto el 20 de diciembre, muchos esperan que el dramático salto a la fama del juicio por violación contribuya a que las víctimas de violencia sexual sean por fin escuchadas y creídas.