Por: Genesis Peña
Chile se alza como un destino turístico impresionante, donde la diversidad de paisajes y la riqueza cultural se entrelazan para ofrecer una experiencia única a sus visitantes. Desde el árido Desierto de Atacama en el norte hasta la majestuosa Patagonia en el sur, el país se presenta como un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza y la aventura. Con glaciares, volcanes y playas de ensueño, no solo cautiva por sus paisajes, sino también por su historia que abarca desde civilizaciones indígenas hasta una marcada herencia colonial.
Además de su belleza natural, la estabilidad política y económica de Chile, junto con una infraestructura turística de alta calidad, hacen de este un destino seguro y accesible. La posibilidad de realizar ecoturismo y deportes de aventura, como senderismo, esquí y surf, convierte a Chile en un lugar que no solo se visita, sino que se vive. Para los viajeros colombianos, la aventura de llegar a este país puede comenzar en el deslumbrante viaje por tierra, una travesía que ofrece un sinfín de experiencias y paisajes.
Realizar un viaje por carretera desde Colombia hacia Chile no solo es un desafío, sino también una oportunidad para disfrutar de la diversidad cultural y natural del continente sudamericano. A lo largo de este extenso trayecto, que puede variar entre 5.000 y 7.000 kilómetros, los viajeros tienen la oportunidad de conocer varios países, cada uno con su propia identidad y tradiciones.
En El Tabo, destacando sus aguas cristalinas, arena blanca y su entorno boscoso, lo que la convierte en un destino perfecto para viajar. Foto: Chile N. Tailand Travel
Por un lado, se tiene la ventaja de apreciar paisajes extraordinarios que solo se pueden vivir en un viaje por carretera. Desde las nevadas montañas de los Andes hasta los áridos paisajes del altiplano y los desiertos, cada parada ofrece la posibilidad de conectar con la naturaleza de forma más íntima. Además, sumergirse en las distintas culturas del camino, desde los mercados indígenas de Ecuador hasta la gastronomía peruana y el folclore chileno, garantiza una experiencia rica en vivencias y aprendizajes.
Finalmente, aunque la travesía es más larga que un vuelo, viajar por tierra puede resultar más económico y, al mismo tiempo, permite disfrutar de paradas en destinos intermedios que también merecen una visita.
La vasta extensión del territorio chileno hace que las opciones de visita sean prácticamente infinitas. Entre los lugares más destacados se encuentra el Desierto de Atacama, el más árido del mundo, conocido por sus paisajes surrealistas que incluyen formaciones rocosas y salares. Este lugar también es famoso por su cielo despejado, ideal para la observación astronómica.
Valparaíso, con su arquitectura colorida y su vibrante vida cultural, es otra parada imprescindible. La ciudad portuaria no solo es famosa por su arte callejero, sino también por su ambiente bohemio y su historia rica. Por otro lado, la capital, Santiago, ofrece una combinación perfecta entre lo moderno y lo histórico, con atracciones como el Cerro San Cristóbal y el Museo de la Memoria.
No puede faltar una visita a la mágica Isla de Pascua (Rapa Nui), hogar de las imponentes estatuas Moái, y al Parque Nacional Torres del Paine en la Patagonia, que es ideal para los amantes del trekking. Por último, la zona de Lagos del sur, con ciudades como Puerto Varas y la mística isla de Chiloé, promete paisajes bucólicos y tradiciones locales encantadoras.
Planear un viaje a Chile implica considerar varios factores: desde la elección de transporte y presupuesto hasta las paradas que se desean hacer a lo largo del trayecto terrestre. Los costos pueden variar considerablemente según el tipo de transporte y el estilo de viaje.
Como punto de partida, los pasajes de autobús interurbanos tienen un costo aproximado que puede oscilar entre los $1.000.000 y $2.000.000 COP (230-460 dólares), sin contar los gastos adicionales como alojamiento y comida. Esto hace que optar por hacer el recorrido por tierra no solo sea una aventura enriquecedora, sino también una opción viable desde el punto de vista económico.