Ucrania se enfrenta posiblemente a su invierno más duro este año por los daños masivos en su red eléctrica provocados por los ataque rusos, advirtió el jueves la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que reclama ayuda de los países occidentales.
"El sistema energético ucraniano sobrevivió a los dos últimos inviernos (...), pero este invierno será, de lejos, su prueba más dura hasta la fecha", declaró el director general de la AIE, Fatih Birol, en un informe publicado el jueves.
La situación en Ucrania "constituye actualmente uno de los problemas de seguridad energética más urgentes en el mundo", advierte esta agencia.
Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, Ucrania ha perdido "más de dos tercios" de su capacidad de producción eléctrica, asegura.
Según sus cálculos, en el pico del invierno, la demanda energética del país puede elevarse a 18,5 gigavatios, 6 gigavatios por encima de lo que puede producir (el equivalente al consumo de Dinamarca en sus momentos de máxima demanda).
En lo referente a la calefacción, la guerra ha dañado 18 centrales térmicas y eléctricas, 815 salas de calderas y 354 kilómetros de tuberías de calefacción urbana.
La AIE estima que la reparación y modernización de la red eléctrica ucraniana requerirá unos 30.000 millones de dólares, mientras que los daños en la red de calefacción se elevan a 2.400 millones.
Por ello, la agencia pide a los países europeos acelerar "el suministro de equipos y piezas de repuesto" para reparar las centrales destruidas y aumentar las capacidad de importación de electricidad y gas procedente de la Unión Europea.
Este organismo creado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también expresa su preocupación por Moldavia, otra antigua república soviética al oeste de Ucrania.
La AIE alerta del riesgo de una grave escasez de energía en Moldavia si Ucrania, como ha anunciado, no renueva el acuerdo que expira este año y que la obliga a permitir el paso de gas ruso hacia el oeste de Europa por su territorio.
El suministro energético de este pequeño país depende en dos tercios de Rusia y, además, su principal central de gas, que alimenta el resto de la red, se encuentra en la región separatista prorrusa de Transnistria.
El fin del tránsito de gas ruso por Ucrania "crea una incertidumbre significativa para las entregas de gas a la región de Transnistria y para la seguridad eléctrica de Moldavia, afirma el informe.