El pronóstico de altas temperaturas, los fuertes vientos y la baja humedad crean un "escenario muy propicio" para nuevos incendios en Brasil, donde las llamas ya han arrasado grandes tajos de la Amazonía y otras regiones, dijo a la AFP la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva.
El país más grande de América Latina lucha desde hace semanas contra incendios forestales, particularmente al norte en la Amazonía, la mayor selva tropical del planeta (con récords de casi dos décadas), y en el Pantanal (centro-oeste), el mayor humedal tropical del mundo.
Y no parecen ceder, con focos también en la sabana del Cerrado.
"Vamos a tener una semana con temperaturas aún más elevadas, vientos más veloces y una humedad muy baja. Es un escenario muy propicio a nuevas combustiones y nuevas igniciones", afirmó Silva, figura emblemática de la lucha contra el cambio climático en Brasil.
Aunque el cuadro es crítico, la ministra señaló que la situación sería "incomparablemente peor", "un infierno de tantos incendios", si los niveles de deforestación en la Amazonía no se hubieran reducido a la mitad en 2023 respecto a 2022.
En Brasil, históricamente los incendios están ligados al uso de la técnica de tierras quemadas para la expansión agrícola ilegal.
El gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2023-2026), que acogerá el próximo año en Belém, ciudad de la Amazonía brasileña, la conferencia de la ONU para el clima COP30, prevé poner fin en 2030 a la deforestación ilegal en la Amazonía, luego del aumento registrado durante el gobierno de su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).
Pero Silva indicó que la situación de los incendios no va a cambiar mucho incluso si los objetivos son cumplidos.
"Es una comprobación de que la selva (amazónica) y otras regiones están perdiendo humedad. En la cuenca del río Paraguay, en el Pantanal, cada año disminuye su nivel de inundación, en cuatro años consecutivos los ríos de la Amazonía no logran alcanzar el nivel de inundación. Es una realidad que se está agravando. Somos un país vulnerable", dijo.
Para la ministra, "si el mundo no para las emisiones de CO2, la temperatura de la Tierra va a seguir aumentando y las selvas seguirán siendo destruidas, no solo en Brasil sino en el mundo".
"Es fundamental hacer la transición hacia el fin del uso de combustibles fósiles", añadió.
Según Silva, la rápida propagación de los incendios se ha visto favorecida por la fuerte sequía que golpea buena parte del país, producto de fenómenos como El Niño y "una química perversa del cambio climático".
Las autoridades afirman que los focos son causados por la acción humana, y fueron abiertas investigaciones ante sospechas de incendios intencionales en el estado de Sao Paulo, el más poblado del país.
"Hay un fenómeno extraño (...) esos incendios ocurrieron en un tiempo de 90 minutos, fueron prácticamente simultáneos en varios municipios" de esa región, afirmó.
La ministra de Lula ha declarado la "guerra" contra los incendios y contra el crimen organizado, que afirma, queman predios para la explotación ilegal de minerales, madera o el narcotráfico.
Pero Silva dice también que lucha contra personas en Brasil que no han adaptado sus prácticas a la recurrencia de fenómenos ambientales cada vez más inclementes.
"Es una guerra también contra una visión negacionista que insiste en no reconocer el problema del cambio climático", apuntó.
Las autoridades han avanzado en la disipación de las llamas. Según cifras oficiales, 52% de los incendios en la Amazonía están controlados o apagados, y 87% en Pantanal, regiones a donde el gobierno federal envió más de 2.200 efectivos para combatir los focos.
Las nubes de humo provocadas por los fuegos llegaron incluso a Brasilia, la modernista capital fundada en 1960, que se precia de su aire puro, y causaron la suspensión de vuelos en el amazónico estado de Rondonia (norte).
Aún más de 1.500 municipios están en situación de emergencia, dijo Silva.
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