El ambicioso plan Visión 2030, ideado por el príncipe Mohamed Bin Salman, busca transformar la economía de América Latina y reducir su dependencia del petróleo. En este contexto, la región y el Caribe se presentan como destinos estratégicos para las inversiones sauditas, que buscan aprovechar sus oportunidades en diversos sectores, desde la minería hasta las energías renovables.
Los países latinoamericanos han comenzado a recibir importantes inversiones de Arabia Saudita, con un enfoque particular en sectores que pueden apoyar la diversificación económica del reino árabe. Las exportaciones sauditas a América Latina y el Caribe han experimentado un notable crecimiento, lo que refleja el interés y la importancia que la región tiene en los planes futuros de Riad.
Las exportaciones entre América Latina y Arabia Saudita. Foto: BBC
Brasil se ha convertido en el principal socio comercial de Arabia Saudita en América Latina. Las exportaciones brasileñas hacia el reino alcanzaron su máximo en una década en 2023 y destacaron especialmente los alimentos halal, el azúcar, el maíz y los productos de origen animal. Además, la nación ofrece oportunidades significativas en el ámbito de las energías renovables, un área de gran interés para los sauditas. Recientes inversiones incluyen la adquisición de una unidad de metales básicos de Vale por US$2.500 millones y acuerdos con Embraer para la construcción de aviones.
En Chile, la atención se centra en el hidrógeno verde. Las condiciones naturales del país para la producción de energías renovables lo hacen un socio ideal para Arabia Saudita en su búsqueda de alternativas energéticas. La compra del distribuidor de combustibles Esmax, por parte de Aramco, marca el inicio de una expansión significativa en la región, con planes para abrir 300 gasolineras y explorar proyectos de hidrógeno verde.
Brasil y Chile son 2 de los países donde invertiriía Arabia Saudita. Foto: CDN
Guyana y el Caribe también están en el radar de Riad. En noviembre de 2023, Guyana anunció una inversión saudita de US$2.500 millones para el desarrollo regional. Además, se otorgó un préstamo de US$150 millones para la construcción de infraestructuras esenciales, como puentes y viviendas. Estos movimientos subrayan el compromiso de Arabia Saudita con el desarrollo del Caribe, aprovechando sus recursos y estabilidad.
Guyana aumenta su producción de petróleo a 640.000 barriles diarios. Foto: Primicia
El plan Visión 2030 de Arabia Saudita, anunciado en 2016, tiene como objetivo principal diversificar su economía y reducir la dependencia del petróleo. La región de América Latina y el Caribe se presenta como un aliado natural en este esfuerzo. Los países de esta región ofrecen estabilidad política y una gran variedad de recursos naturales que resultan atractivos para las inversiones sauditas.
Uno de los sectores clave es la minería, donde la abundancia de metales estratégicos como el litio, el níquel y el cobre en Sudamérica es vital para las tecnologías futuras. Además, la fértil región latinoamericana es una fuente importante de alimentos y productos agrícolas, esenciales los sauditas debido a su geografía árida.
La relación entre ambos también tiene un componente diplomático. Los votos de los países latinoamericanos y caribeños en foros internacionales pueden ser una valiosa herramienta para Arabia Saudita en su intento de mejorar su imagen global y obtener apoyo en sus iniciativas, como sucedió con la candidatura para albergar la Exposición Universal de 2030.
Arabia Saudita cambiaría la economía de Sudamérica al incluir significativas inversiones en sectores clave como la minería, las energías renovables y la tecnología. Países como Brasil y Chile ya han comenzado a beneficiarse de esta relación, con inversiones multimillonarias en empresas mineras y acuerdos en la industria aeroespacial. Estas inversiones no solo diversifican la economía saudita, sino que también impulsan el crecimiento económico de Sudamérica, creando empleos, fomentando el desarrollo tecnológico y mejorando la infraestructura en estos países.
Además, la entrada de capital saudita en Sudamérica promueve la cooperación en áreas de energía limpia, como el hidrógeno verde, y en el sector agrícola, fortaleciendo la posición de la región como un proveedor crucial de alimentos y recursos estratégicos. Este flujo de inversiones ayuda a estabilizar las economías locales y aumenta su capacidad para competir en el mercado global, transformando el panorama económico de Sudamérica al integrar sus mercados con los de una de las economías más influyentes del mundo.