Bolivia tiene playa desde 1992. El país andino cuenta con un pedazo de costa que mide 5 kilómetros de largo y menos de uno de ancho, el espacio fue cedido por el Gobierno peruano mediante un documento firmado por Alberto Fujimori hace 31 años, con miras a la construcción de un puerto principal para la entrada y salida de productos.
Esta concesión, firmada también por el entonces presidente boliviano, Jaime Paz Zamora, serviría para dejar atrás los tratados con puertos chilenos de Iquique, zona que Bolivia usa para ingresar y despachar la mayor fracción de su mercadería. Sin embargo, con el transcurrir de los años no se logró edificar más de un solitario monumento.
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En la zona sur de la Costanera, en la carretera que recorre el litoral peruano, existe un cártel verde que invita a los viajeros a tomar la ruta de la derecha y tomar un camino de tierra para llegar a Bolivia Mar.
La playa Bolivia Mar se ve desolada luego de 31 años de ser entregada al país andino. Foto: BBC
En este lugar, lejos del soñado puerto internacional, solo se construyó una estructura de 21 metros, que luce ahora luce oxidada y ya se le han desprendido varios pedazos.
La escultura de metal tiene la forma de dos rostros de mujer, uno mira hacia Bolivia y el otro hacia el Pacífico. Metros más adelante, los visitantes se toparán con la empinada cuesta que deberán atravesar para alcanzar la playa. El solitario punto suele albergar cadáveres de medusas y envases de plástico.
El convenio firmado por Alberto Fujimori y Jaime Paz Zamora en 1992 estipulaban la cesión de Bolivia Mar, además de otros elementos como la creación de una zona franca industrial en el territorio que corresponde a Perú, así como brindar facilidades a los bolivianos para que usaran los puestos de esa localidad. Es por ello que los gobiernos de ambos países anunciaron el tratado como un hito de gran importancia.
En la playa Bolivia Mar solo se construyó una estructura de metal. Foto: BBC
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Sin embargo, estos convenios no daban a Bolivia soberanía sobre la franja, solo autorizaban un uso turístico. Los planes nunca se pusieron en marcha y tampoco se impulsó el turismo, ya que la playa está en mar abierto y no es muy atractiva para bañistas.
Los únicos que sacan algún provecho son los pescadores peruanos, quienes aseguran que el área está llena de rocas afiladas que podrían dañar sus embarcaciones, pero que dejan un criadero de peces exclusivo para quienes trabajan en la orilla.