Aquel 11 de septiembre del 2001, el mundo entero se detuvo luego de que 2 aviones comerciales fueran estrellados contra las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York. Ante la situación, el Gobierno de Estados Unidos declaró en emergencia sus cielos, lo que obligó a que distintos vuelos buscaran dónde aterrizar. Precisamente, Gander, un pequeño pueblo de Canadá, se volvió el refugio de 6.800 personas, duplicando casi el número de su población en pocas horas.
Es así que, por un periodo de 5 días, el pueblo de Gander, con apenas 9.000 habitantes, le abrió las puertas de sus casas, colegios o bibliotecas a los pasajeros de los 38 aviones que aterrizaron en sus tierras en medio de la incertidumbre.
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Si bien los aeropuertos de Nueva Escocia, Terranova y la Columbia Británica participaron de la operación Cinta Amarilla, que dispuso el traslado de aeronaves comerciales a Canadá aquel 11S, la experiencia vivida en Gander fue distinta. Allí, los refugiados no solo encontraron un lugar donde estar a salvo, sino también les permitió crear vínculos de por vida.
“La reacción fue sobrecogedora. Muchas personas vinieron hasta la alcaldía y las iglesias para ofrecer su ayuda en la preparación de alimentos, otros donaron ropa porque muchos no tenían acceso a sus maletas, aportaron colchones, etc.”, contó a la BBC Carl Richardson, uno de voluntarios que trabajó en la emergencia con el Ejército de Salvación de Gander.
Los gimnasios de las escuelas en Gander se convirtieron en refugio para las personas cuyos vuelos fueron desviados por el 11 de septiembre. Foto: Alamy
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Además de un techo bajo el cual dormir, los habitantes de este pueblo también brindaron soporte emocional a personas que se convirtieron en víctimas directas del atentado del 11 de septiembre. Este fue el caso del matrimonio conformado por Dennis y Hannah O’Rourke, quienes viajaban desde Dublín, Irlanda, hacia Nueva York.
“No sabíamos que nuestro hijo Kevin, quien trabajaba como bombero, había sido uno de los primeros en atender la emergencia en la torre sur cuando fue atacada”, le relató Hanna a la cadena de noticias CBS.
En Gander, la pareja fue acogida por Beulah Cooper, quien, según cuentan, los ayudó durante los días en los que no supieron nada de su hijo. “Solo cuando volvimos a Nueva York supimos que Kevin había muerto cuando la torre colapsó. Por eso no podemos olvidar el consuelo y el afecto que Beulah nos dio durante esos días en Gander”, agregaron.
El hijo de Dennis y Hannah O’Rourke, pareja que se quedó en Garden, murió tras el atentado del 11 de septiembre. Foto: The Times
Así como se ayudó al matrimonio O’Rourke, también se buscó alivianar la tensa situación que vivían los demás pasajeros, por quienes se organizó actividades como excursiones, actuaciones musicales y de teatro.
"Varios vecinos hornearon tortas para celebrar el cumpleaños de los niños en el coliseo del colegio. Recuerdo que otros se disfrazaron de payasos y estuvieron en la fiesta", detalló Greg Seaward, exfuncionario del gobierno de Gander.
Los residentes de Gander se organizaron para distraer a los niños que se quedaron en su pueblo tras el 11S. Foto: Gander Townhall
En medio de la tragedia por los atentados de las Torres Gemelas, que dejó 2.996 personas muertas, Gander fue testigo de una peculiar historia de amor surgido entre Nick y Diane Marson, pareja que se conoció durante los días en el que su vuelo quedó varado en dicha ciudad.
En poco tiempo, los dos crearon una conexión tan evidente que incluso los lugareños pensaban que ambos estaban casados. Como recordó Nick, Diane respondió ante esos cuestionamientos: “¿Por qué no?”. Si bien ella insistió que “lo dijo en broma”, los dos contrajeron nupcias menos de un año después.
Nick y Diane Marson se casaron tras conocerse en Gander. Foto: archivo de Nick and Diane Marson
A pesar de que ahora se encuentran feliz y no tienen temor de compartir su historia, admiten que en un inicio se llegaron a sentir culpables por haberse encontrado el uno con el otro en medio de una de las tragedias más recordadas de la historia. “Habíamos encontrado algo maravilloso y no parecía apropiado que eso hubiera sucedido cuando más de 3.000 familias habían quedado devastadas. Fue algo que nos guardamos para nosotros mismos”, narró Nick a People.