María Cabarcas se encontraba retenida en un centro de migrantes en Texas cuando sintió unas ganas inexplicables de llorar. Un día después supo que su hijo había muerto embestido por una camioneta. Ambos llegaron hace más de una semana tras atravesar el Río Bravo desde Matamoros, en México, y se entregaron a la patrulla fronteriza.
Tanto su esposo Wilmer Colina, de 40 años, y su hijo Enyerbeth Cabarcas, de 23, fueron trasladados a un centro de detención. Ella y sus hijas fueron llevadas a otro centro. Desde ahí, la madre no volvió a saber nada de su hijo.
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Colina cuenta que su hijo, Enyerbeth, fue liberado en la ciudad, pero no se encontraron. Mientras Wilmer dormía a la intemperie cerca a la estación de buses, Cabarcas, se quedó en el refugio Ozanam.
El último domingo, una veintena de personas, varios de ellos migrantes venezolanos, se encontraban en una parada de buses en la ciudad texana de Brownsville cuando un residente local los atropelló. Ocho fallecieron.
El atropello se produjo por la mañana, cuando un automóvil se llevó por delante a un grupo de peatones que esperaban en una parada de autobús frente al refugio para personas sin hogar Centro Obispo Enrique San Pedro Ozanam, en Brownsville, convertido en albergue debido a los cientos de inmigrantes que transitan por la zona.
El hombre detenido por el atropello, identificado como George Álvarez, de origen hispano, ha sido acusado de homicidio imprudente y asalto con arma mortal, indicaron este lunes las autoridades locales. Un sobreviviente comentó a la AFP que antes de arrollar a las personas en la acera, el chófer los insultó.
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El objetivo de Enyerbeth era llegar a Chicago, donde reside el hermano de su padrastro, quien los apoya financieramente en el viaje. "Él soñaba con comprarme una casa y comprarse un carro para trabajar, estar conmigo siempre, ayudarme", dice María.
María insiste en que deben seguir: "Trabajar y luchar por el sueño que mi hijo venía a cumplir. En su memoria", afirma.
Con información de AFP.