Como parte de las actividades por el Jueves Santo, el papa Francisco llevó a cabo el tradicional lavado de pies, y en esta ocasión decidió realizarlo a 12 presos que cumplen condena en el centro de reclusión de menores de Casal del Marmo. Fue en este lugar donde hizo su primer lavado de pies cuando asumió el pontificado hace 10 años.
Allí, Francisco brindó una homilía en la que estuvieron presentes medio centenar de jóvenes reclusos, el capellán, el coro y los guardias, quienes participaron de la ceremonia sin ser todos católicos. Antes de proceder con este rito litúrgico, les pidió a los jóvenes que sintieran que Jesucristo les estaba lavando los pies, porque Jesús los había salvado y nunca los abandona.
“Cada uno de nosotros podemos resbalar, y esta conciencia es lo que nos da la dignidad de ser pecadores. Jesús nos quiere así, y por eso quiere lavar los pies, porque ha venido a salvarnos, a servirnos”, señaló el papa, quien mostró una notable mejoría en su salud, tras el cuadro de bronquitis que lo llevó a estar internado en el hospital Gemelli de Roma.
Debido a los problemas de rodilla que sufre el santo padre desde hace meses, se dispuso de una tarima para que los jóvenes estuvieran a una altura considerable y evitar que tenga que arrodillarse para realizar el rito.