James Myers, un hombre de 35 años proveniente de Australia, contó su impactante historia tras vivir con 3 balas en la cabeza luego de recibir 13 disparos en la casa de su saliente. "Una está del lado derecho de mi cráneo y mitad de la bala sobresale un poco, y se puede sentir... es un buen truco para mostrar en fiestas", relata al medio BBC News Mundo entre bromas.
El hombre admite que el humor ha sido su mejor método para lidiar con el traumático suceso del 2014, año en que enfrentaba la separación con la madre de su hijo. Como parte de avanzar en su vida, decidió salir con una chica llamada Natasha. Sin embargo, no imaginó que esa nueva etapa lo condenaría por siempre.
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Myers, quien trabajaba como vigilante, decidió visitar a Natasha. La hermana de la chica, Rebecca, y su novio Luke estaban presentes. Vieron películas y conversaron toda la noche hasta que decidieron ir a dormir. Todo parecía tranquilo hasta que, alrededor de las 2.00 a. m., James se despertó por un fuerte ruido. "¿Quién espera que haya sonidos de disparos dentro de una casa?", contó.
Antes de salir de la habitación, apareció un sujeto encapuchado que abrió la puerta con una patada y, sin dudarlo, empezó a disparar a James. En total fueron 13 balazos. De estos, 5 se dirigieron a la cabeza.
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Pese a todo, Myers intentó defenderse al sacar un palo del bolso de ropa e instrumentos. Golpeó al atacante, pero este no se detenía con los disparos. "Recuerdo sentir que algo me impactó en la cara, entró por mi mejilla y salió por mi cuello (…)", explicó al medio británico.
James no se rendía a pesar de que se estaba debilitando. El delincuente recién se detuvo cuando se le acabaron las balas.
Tal y como contó Myers, Luke también resultó con una grave herida en la cabeza y las dos hermanas quedaron ilesas. Sorpresivamente, Natasha dormía durante el ataque. Nunca se despertó.
Mientras las ambulancias iban a la casa, James deseó despedirse de su hijo, puesto que creía que no sobreviviría.
Para comunicarse con su hijo de 1 año tenía que dirigirse a su expareja. James señaló que fue difícil convencerla, incluso, tuvo que tomarse una foto porque pensaba que estaba ebrio. Cuando por fin lo consiguió, le dijo a su pequeño: “'Papá te ama', cosas muy sentidas... realmente sentí que no volvería a ver a mi hijo".
Ya en la ambulancia, los paramédicos le confesaron que moriría por su estado. James no sabía cómo reaccionar. “¿Te ríes? ¿Lloras? ¿O lo aceptas? (…) Simplemente acepté: 'Es lo que es'".
En el hospital, ocurrió el milagro. Los doctores lograron salvar a Myers pese a que solo sacaron dos balas. "Recuerdo que un médico me vino a ver al hospital y me preguntó qué me pasó por la cabeza mientras era atacado. Le respondí: 'Balas'", respondió a modo de broma al medio.
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No obstante, los disparos le dejaron secuelas. Por ejemplo, olvida ciertas cosas, se siente irritable a veces, entre otras.
Pero ¿quién fue el culpable? La expareja de Natasha. Finalmente, el sujeto fue condenado a 20 años de prisión.
Actualmente, James continúa su vida con su hijo, con una nueva pareja y con las tres balas. Además, reconoce que tenerlas le recuerda que “no puedes dar nada por hecho” y, que a pesar de lo malo, “siempre hay alguna luz al final del túnel".