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Los otros ‘muros de la vergüenza’ de América Latina: los duros contrastes de una región desigual

El muro que separa Villa María del Triunfo y La Molina deberá ser destruido, pero en la región es solo uno de los tantos casos de desigualdad y discriminación. “De un lado hay billeteras y al otro lado hay necesidades”, afirma el historiador Antonio Zapata.

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Los muros de la vergüenza de latinoamérica. Foto: composición LR/ANDINA

Una pared de hormigón de 10 kilómetros separa al distrito de Villa María del Triunfo de La Molina. Mientras que a un lado de la frontera las calles no tienen asfalto ni servicios básicos como agua o alcantarillado, del otro, las casas pueden valer millones de dólares. Fue llamado muro de la vergüenza y, como en Perú, en distintas partes de Latinoamérica hay murallas que intentan dividirnos.

“Es un mecanismo de segregación (...) forma parte del mismo pensamiento: yo no puedo permitir la movilidad de cierta gente hacia mi casa, entonces para impedirlo construyo un muro y segrego, allá unos y acá otros”, afirma Antonio Zapata, historiador e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).

En la mayor parte de los casos, dividen dos clases sociales, dos formas distintas de visiones de país. Además, mantienen las diferencias y la discriminación entre ricos y pobres.

“De un lado hay billeteras y al otro lado necesidades”

Recientemente, el Tribunal Constitucional de Perú ordenó derribar en un plazo de 180 días la muralla que separa ambos distritos. Gustavo Gutiérrez, magistrado del TC y ponente de la sentencia que ordena la demolición, le dijo a RPP que “no solo es un atentado a la libertad de tránsito, sobre todo, es un muro discriminatorio porque divide dos clases sociales, y eso es inadmisible en una democracia contemporánea”.

Diego Uceda Guerra, el entrante alcalde de La Molina, mencionó que emprenderá acciones legales a lo que definió como una “vulneración a la seguridad del distrito”. Incluso, aseguró que no le temblará la mano para “defender” su jurisdicción.

Una foto de 2017 del muro que separa Villa María de La Molina. Foto: AFP

Antonio Zapata explica que se mantiene la idea de que “los pobres son clases peligrosas”. “En la época del terrorismo también quienes eran los, entre comillas, terroristas, siempre eran del populorum, entonces lo popular trae peligro. Ayer el terrorismo, después la delincuencia y ahora, finalmente, hasta razones políticas”, explica.

“Es un asunto de clases. De un lado hay billeteras y al otro lado necesidades”, puntualiza el historiador.

Los otros ‘muros de la vergüenza’ de América Latina

El caso peruano, sin embargo, no es aislado. En nuestra región hay ejemplos que se repiten y que muestran los contrastes. El informe de Oxfam titulado “La ley del más rico” indica que, desde el 2020, la desigualdad en América Latina ha ido incrementando: mientras las personas superricas aumentaron, más de 12 millones de personas cayeron en la pobreza extrema.

El mismo documento advierte que “durante la pandemia, la riqueza de los 91 milmillonarios de la región creció un 21%, cinco veces más rápido que el PIB de la región durante el mismo período”.

Oxfam señala, además, que los superricos han duplicado su riqueza en los últimos 10 años y que el 1% de la población más acaudalada del mundo ha ganado 74 veces más que el 50% de la población más empobrecida.

Brasil: la favela Paraisópolis y el edificio de Morumbí

En 2004, el fotógrafo Tuca Vieira tomó una instantánea que se convirtió en el símbolo de la desigualdad económica que vive Brasil y América Latina. En la imagen, dos zonas se separan por una delgada pared. Por un lado, una de las más famosas y grandes favelas de Brasil, Paraisópolis; y, por el otro, un edificio lujoso del barrio Morumbí. Más de 15 años después, la foto está más vigente que nunca.

La famosa favela Parasópolis y el exclusivo edificio de Morumbi. Foto: Tuca Vieira

México: el Bosque Real Country Club y el barrio de La Mancha

En México, un muro de tres metros de alto segregan el lujo de la urbanización Bosque Real Country Club del barrio popular La Mancha, en el estado de México. La pared está levantada sobre una calle empinada y es tan alta que nadie puede ver la situación del otro.

De acuerdo con El País, los terrenos del espacio equivalen a 600 campos de fútbol en uno de los estados más habitados, pero de los más desiguales.

El muro que separa una cancha de golf de la pobreza. Foto: El País

Chile: sin muros, pero sí rejas

La alcaldesa de Lo Barnechea (un barrio de altos ingresos de Santiago de Chile), Marta Ehlers, decidió construir una muralla para dividir a las viviendas acomodadas de la zona pobre conocida como La Ermita. Sin embargo, tras la polémica, se destruyó la frontera, pero se instaló una reja vigilada por una caseta de guardias.