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Íngrid Olderöck, la mujer que entrenó perros para violar y torturar durante la dictadura de Pinochet

La ‘Mujer de los Perros’ fue una destacada exagente de la Dirección Nacional de Inteligencia Nacional (DINA), el servicio de seguridad creado por Augusto Pinochet tras el golpe contra Salvador Allende.

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La historia de Olderöck inspiró al cortometraje chileno titulado “Bestia”, que fue nominado a los premios Oscar. Foto: composición LR/Universidad Diego Portales Museo de la Memoria/AFP

Por muchos años el nombre Íngrid Olderöck inspiró terror en Chile. Conocida como la ‘Mujer de los Perros’, no fue una agente más de la Dirección Nacional de Inteligencia Nacional (DINA), fue la más destacada de la dictadura de Augusto Pinochet. Se encargaba de torturar y eliminar a opositores políticos del régimen militar. Además, se convirtió en la primera mujer paracaidista de América Latina, se declaraba abiertamente nazi y sobrevivió a un disparo a la cabeza.

¿Quién fue Íngrid Olderock, la ‘Mujer de los Perros’?

Íngrid Felicitas Olderöck Bernhard nació en el seno de una familia alemana que había emigrado a Chile en 1925. Junto a otras dos hermanas, vivió bajo reglas estrictas: no se les permitía hablar español ni tener amigos chilenos.

Yo soy nazi desde pequeña, desde que aprendí que el mejor periodo que vivió Alemania fue cuando estuvieron los nazis en el poder, cuando había trabajo y tranquilidad y no había ladrones sinvergüenzas”, afirmó Olderöck a la periodista chilena Nancy Guzmán, autora del libro “Ingrid Olderöck, la mujer de los perros”.

Olderöck fue parte de la DINA desde 1973 (dirigido por el coronel Manuel Contreras, condenado a 529 años por violaciones contra los derechos humanos), donde destacó en la brigada Purén, encargada de asesinatos y desapariciones. Antes había ejercido como oficial de los Carabineros.

También fue instructora de funcionarias que participaron en la represión contra opositores. Pero su infame celebridad estuvo relacionada con las brutales torturas de las que fue partícipe.

La Venda Sexy

Olderöck fue acusada de entrenar a perros para que violaran a los detenidos en La Venda Sexy, un centro clandestino denominado de esa forma porque el método preferido de tortura eran los abusos sexuales, de acuerdo con el “Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura”.

En el lugar, además, los detenidos eran sometidos a ahogamientos, simulacros de fusilamiento, embarazos y abortos forzados, descargas eléctricas en los genitales, entre otros.

“En la Venda Sexy había un perro llamado Volodia, adiestrado para violentar sexualmente a las mujeres”, dijo a la prensa local Beatriz Bataszew, una sobreviviente de La Venda Sexy.

“Fui violentada sexualmente con un perro pastor alemán al que los agentes de la dictadura llamaban Volodia (...). Ingrid dirigía al animal mientras los otros torturadores obligaban a los detenidos a adoptar posiciones que facilitaran el abuso. Hombres y mujeres que pasaron por La Venda Sexy fueron víctimas de esta atrocidad”, reveló Alejandra Holzapfel, detenida a sus 19 años en aquella casa, al diario The Clinic.

Guzman aseguró que Olderöck era especialista en tiro, paracaidismo, artes marciales, equitación y adiestramiento de perros. “Hay exdetenidas que sufrieron esa tortura o que vieron lo que le pasó a otros. Todas recuerdan que una de las jóvenes, Marta Neira, llegó llorando desesperada y destruida porque fue víctima de la violación del perro. Días después, Marta desapareció”, contó la periodista.

Sobrevivió a un balazo en la cabeza

En 1981, recibió dos disparos: uno en el vientre y otro en la cabeza, pero no falleció. En un principio, acusaron a miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) del ataque, pero Olderöck dijo que el ataque era de los servicios de inteligencia, que la castigaban por un intento de deserción.

Se retiró de los Carabineros y, pese a las citaciones para declarar en las causas de los detenidos y desaparecidos, la justicia nunca la alcanzó. A los 58 años, falleció sola, sin hijos, sin condenas por ningún delito, de una hemorragia digestiva aguda.

La terrible historia de Olderöck inspiró al cortometraje chileno titulado “Bestia”, y fue nominado a los premios Oscar en la categoría de mejor cortometraje animado.