En una de las elecciones más polarizadas y violentas que ha atravesado Brasil en décadas, Luiz Inácio Lula da Silva se impuso sobre Jair Bolsonaro, actual presidente y líder de ultraderecha, con el 50,8% de los votos del 99,47% de mesas escrutadas.
La velada electoral fue agónica, pues ambos candidatos se mantuvieron codo a codo durante todo el escrutinio. La diferencia en votos es de 1,9 millones a favor de Lula, para un total de 156 millones de electores.
Lula da Silva gobernó Brasil de 2003 a 2010 y cuenta con el apoyo de los más pobres y de quienes se resintieron de las políticas y exabruptos de Bolsonaro, como los jóvenes, las mujeres y las minorías.
Prometió “arreglar el país”, que terminó muy afectado por la crisis de la pandemia y sus 688.000 muertos.
En su campaña destacó sus logros socioeconómicos, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas con el ‘boom’ de las materias primas.
En este tercer período no contará con la misma bonanza: si bien la economía da señales de mejoría, con crecimiento, menos inflación y más empleo, está lejos de la prosperidad de los años 2000.
La última encuesta del Instituto Datafolha había pronosticado un resultado estrecho, con el 52% de las intenciones de voto para el exmandatario Lula frente a un 48% para el presidente Bolsonaro.
En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Jair Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%).
Con información de AFP.