Europa atraviesa, actualmente, una séptima ola de COVID-19, que en gran parte se debe a la capacidad de las nuevas variantes de evitar la inmunidad, a partir de su resistencia a la protección otorgada por la vacunación y anteriores infecciones con la enfermedad.
El Viejo Continente cayó, a comienzos del verano boreal (21 de junio), en una séptima ola de coronavirus destacada por una elevación de los contagios en casi todas las naciones.
Entre las razones de la nueva ola está un relajamiento de las medidas de distanciamiento, pero también una reducción de la inmunidad contra el virus. Se sabe, ahora mismo, a que la protección que otorgan las vacunas y los anteriores contagios se pierde después de algunos meses.
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En diálogo con la agencia AFP, Samuel Alizon, director de investigación en el Centro Nacional de Investigación Científica francés (CNRS), explicó que “las personas que se contagiaron con ómicron BA.1 en diciembre están mucho menos protegidas que a principios de año”.
“Lo mismo ocurre con la inmunidad otorgada por las vacunas: incluso si sigue siendo robusta contra las formas severas, disminuye un poco contra las infecciones menos graves”, añadió el especialista.
Esta nueva ola se explica también por la propagación de nuevas subvariantes de ómicron, la BA.4 y sobre todo la BA.5, de acuerdo a los científicos.
Estas subvariantes se expanden todavía más rápido porque parecen beneficiar de una doble ventaja de contagiosidad y escape inmunitario.
Ya era el caso de la subvariante de ómicron BA.1, que era mucho más capaz que delta de infectar personas inmunizadas o infectadas anteriormente.
Durante mucho tiempo se creyó que un contagio otorgaba protección, al menos durante un tiempo determinado. Pero con la familia ómicron parece que no es así, según un estudio del Imperial College británico publicado a mediados de este mes.
El equipo científico analizó muestras de sangre de más de 700 trabajadores sanitarios de Reino Unido. Todos habían recibido tres dosis contra el coronavirus y habían sido infectados por variantes.
Los resultados indicaron que las personas anteriormente contagiadas por ómicron presentaba una buena respuesta contra la cepa inicial del coronavirus y sus primeras variantes, pero débil con la propia ómicron.
Se pensaba que la infección con ómicron podía casi “ser benéfica, como una suerte de ‘refuerzo natural’”, relató a la AFP Rosemary Boyton, coautora del estudio. “Lo que hemos descubierto es que estimula mal la inmunidad contra ella misma, o incluso para nada en algunos casos. Esto, y el declive inmunitario tras la vacunación, pueden explicar el aumento masivo que constatamos de nuevo en los contagios, con muchas personas reinfectadas en intervalos cortos”.
España enfrenta su tercer verano covid con una situación sanitaria similar a la experimentada en las olas anteriores. En la séptima ola, los contagios siguen incrementando y el número de hospitalizados es parecido al de hace cuatro meses.
Las autoridades sanitarias contabilizaron 68.186 nuevos casos de COVID-19, de los cuales 33.664 se han producido en mayores de 60 años. Una cifra que elevó en 10.000 casos en tres días y que eleva a 12 681 820 la cifra total de contagios en el país desde el inicio de la pandemia.
El último informe publicado por el Ministerio de Sanidad acumula el número más alto de contagios del mes de junio, que comenzaba con 42.989. La cifra del viernes pasado aumentaba en 17.951 positivos más respecto a los datos de hace tres días, según recogió El Mundo.
La incidencia volvió a subir, marcando la más alta de este mes, con 755,71 casos positivos por cada 100.000 habitantes, luego de una racha decreciente, de acuerdo a los indicadores para la valoración de riesgo establecidos por Sanidad. Lo que se traduce a que España se encuentra en ‘riesgo medio’.
La semana pasada, el jefe de servicio del hospital Tenon en París, Gilles Pialoux, sostuvo: “Estamos frente a variantes altamente contagiosas, que son un poco agentes furtivos que pasan debajo del radar de las defensas inmunitarias. Es una verdadera complejidad del grupo de ómicron”.
Estas variantes “muy contagiosas necesitan que aumentemos el nivel de protección de los más frágiles”, agregó Pialoux.
Porque las vacunas siguen siendo eficaces contra las formas grandes de la enfermedad. Para la mayoría de los países europeos, la prioridad absoluta es que las personas mayores e inmunodeprimidas reciban una segunda dosis de refuerzo.
“Actualmente, el nivel de inmunidad de la población es bueno, pero no perfecto”, resaltó el domingo pasado Alain Fischer, presidente del consejo de orientación de la estrategia vacunatoria francés. “Es por ello que es necesario recomendar un refuerzo a los mayores de 60 años y a las personas frágiles cuyo sistema y memoria inmunitarios son menos robustos”, agregó.
Francia registró el último martes 147,248 casos, un 54% más que hace una semana, y confirma la trayectoria al alza de contagios.
Con información de AFP.