Un perrito callejero llamado Negro llegó un día a una terminal de autobuses en Ejido, Acapulco (México), casi de casualidad. Con el paso del tiempo, el animal supo ganarse el afecto de los empleados del lugar, quienes le daban agua y comida a cambio de su compañía, hasta que finalmente decidieron adoptarlo como miembro del equipo.
El can siempre pasaba por el lugar y saludaba a los trabajadores, con quienes jugaba y dejaba que lo acaricien. Año y medio después del primer contacto, los ahora amigos del animalito decidieron nombrarlo ‘supervisor de ruta’, e incluso le dieron un gafete oficial de la compañía.
En el objeto que cuelga de su cuello se puede leer lo siguiente: “Terminal Elido. Firulais Aplana Calles. Supervisor de Ruta”.
La página de Facebook denominada Amigos de Lucho compartió la tierna historia de Negro en una publicación que ya ha alcanzado más de 5.000 reacciones.
“Se ganó la confianza de todos y jamás se fue. Se convirtió en un acompañante fiel de todos los checadores, choferes, boleteros y auxiliares; hace unos días le otorgaron un gafete como un colaborador más de la terminal”, detalla el texto.
El pasatiempo favorito de Negro dentro de su jornada laboral es estar al pie del autobús cuando los pasajeros suben o bajan del vehículo, como vigilando el proceso.
Ahora, este tierno perrito no solo cuenta con un hogar y una familia, sino que forma parte de una instalación en donde siempre estará acompañado.