Por Carlo Bravo Ruiz. Varsovia (Polonia). Especial para La República
El emblemático Palacio de la Cultura de Varsovia, otrora conocido como el “Palacio de Stalin” (construido durante la ocupación soviética de Polonia) con su arquitectura similar al de la Universidad de Leningrado (hoy San Petersburgo, Rusia), fue escenario de una multitudinaria manifestación de refugiados ucranianos que ocupan estas instalaciones y las de un edificio similar conocido como el “nido de espías”, en alusión a los agentes de la temida KGB soviética.
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La marcha estuvo encabezada por tres manifestantes que desfilaron encadenados. Dos con disfraces de tanquistas rusos (con máscaras de jabalíes con las fauces ensangrentadas) y el del medio con un traje que hace alusión a los comisarios políticos soviéticos, con su clásico quepí decorado con la hoz y el martillo.
La marcha en la que sobresalían los colores amarillo y celeste de la bandera ucraniana se realizó de manera pacífica y culminó en las puertas de la embajada de la Federación Rusa, donde un pequeño número de agentes de la policía polaca resguardaba el local. La marcha fue pacífica y no se registraron incidentes ni enfrentamientos.
Esta manifestación de fin de semana coincidió con las ceremonias oficiales para conmemorar la derrota de la Alemania nazi con la caída de la ciudad de Berlín, ocupada por las tropas soviéticas.
En el cementerio de la bella ciudad de Varsovia (una de las capitales europeas que más sufrió los embates de la Segunda Guerra Mundial) un pequeño grupo de ancianos participó en una ceremonia que conmemoró la victoria aliada y la rendición incondicional de los nazis, un 9 de mayo de 1945.
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En el marco de estas celebraciones, el embajador ruso, Sergei Andréiev, fue agredido cuando un grupo de manifestantes le arrojó pintura roja.
Andréiev realizó un homenaje floral en el mausoleo de los soldados soviéticos de Varsovia con motivo del Día de la Victoria, fiesta nacional en Rusia.
La prensa local informó que la embajada de Rusia anunció que no participaría en ninguna ceremonia fuera de su local, según recomendación de la Cancillería polaca y del alcalde Varsovia. Sin embargo, el embajador y una pequeña comitiva decidieron dirigirse al cementerio.
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