Este mes de abril, en el Islam, se conmemora el Ramadán, un tiempo especial en el que los musulmanes recuerdan la primera revelación del profeta Mahoma con ayuno, oración y un tiempo de reflexión junto al resto de su comunidad. En ese contexto, en Afganistán se produjo un nuevo atentado al explotar una mezquita al oeste de Kabul, la capital del convulsionado país.
Según Sayed Fazil Agha, jefe de la mezquita, en declaraciones para Reuters, el ataque ocurrió durante las oraciones y habría dejado un saldo de 50 víctimas mortales. Cifra que en un principio no fue confirmada por el Ministerio del Interior Afgano, que anunció que el atentado había dejado 20 fallecidos y una oleada de heridos.
“El humo negro se elevó y se extendió por todas partes. Había cadáveres por todas partes. Yo sobreviví, pero perdí a mis seres queridos”, lamentó la autoridad religiosa, revelando la posibilidad de que algún terrorista suicida se haya unido al culto para detonar los explosivos.
En tanto, el portavoz del Ministerio del Interior, Besmullah Habib, señaló que la explosión se había llevado a cabo a las 2.00 p. m. (hora afgana) mientras los fieles llevaban a cabo el Dhikr, acto religioso que no es visto con buenos ojos por los sunitas más radicales.
Esta no es la primera vez que un atentado de tal envergadura en el mes del Ramadán acontece en Afganistán. La semana pasada, 33 personas perdieron la vida luego que una mezquita sunita sea atacada. Asimismo, en la ciudad de Mazar-e-Sharif, dos sujetos explotaron bombas y ocasionaron la muerte de nueve pasajeros. Algunas de las acciones han sido atribuidas al grupo yihadista Estado Islámico.