Los ciudadanos suizos decidieron hoy mediante referéndum que continúe en el país la experimentación científica con animales, una práctica en la que mueren más de medio millón de ejemplares anualmente pero que industrias como la farmacéutica consideran vital para el desarrollo de la medicina.
Con el escrutinio finalizado en 13 de los 26 cantones suizos, la iniciativa que pedía prohibir la experimentación con animales y también con humanos, lanzada por activistas medioambientales, ha sido rechazada por un 79% de los votos en la consulta, que ha contado con una participación del 43,8% de los ciudadanos llamados a votar.
El Gobierno federal suizo y el Parlamento se habían mostrado abiertamente en contra de esta prohibición, argumentando que la experimentación es necesaria para el progreso de las ciencias médicas, como se ha demostrado en la actual pandemia, en la que muchas vacunas tuvieron que ser primero testadas en animales.
También temían que un eventual sí a esta iniciativa supusiera un duro golpe a la economía nacional, dado que el sector farmacéutico, con multinacionales locales como Roche o Novartis a la cabeza, genera un 9% del PIB nacional y supone casi la mitad de sus exportaciones.
Convertir a Suiza en el primer país en prohibir la experimentación con animales podría haber supuesto la salida de muchos investigadores a otros países, con gran pérdida de empleos y competitividad para el país centroeuropeo, defendían el Gobierno suizo, la industria farmacéutica y otros contrarios a la iniciativa.
Los promotores de la prohibición, entre ellos el doctor Renato Werndli (un nutricionista vegano del cantón germanoparlante de San Galo, en el extremo oriental del país), argumentaban que ya existen alternativas a la experimentación animal como el uso de biochips, las simulaciones por ordenador o los test con pequeñas dosis en humanos.
En 2020 murieron 560.000 animales en experimentos en Suiza, en su mayoría (400.000) ratas, ratones y otros pequeños roedores, aunque también fallecieron unos 4.600 perros, 1.500 gatos, 1.600 caballos y en menor medida primates, vacas, cerdos, peces y pájaros, según estadísticas estatales.
Las autoridades suizas subrayan que la cifra de animales usados en experimentación se ha reducido enormemente en comparación con décadas anteriores (en los años 80 era cuatro veces mayor), y recuerdan que un 40% de los animales no sufrieron ningún daño físico o psicológico al morir.
En 20.000 de los casos, sin embargo, los animales sí que tuvieron que ser sometidos a experimentos considerablemente perjudiciales para su salud, como la implantación de tumores necesaria en la investigación oncológica.