La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó este martes 23 de noviembre el ataque con bombas incendiarias perpetrado anoche contra la sede del Grupo Clarín, el mayor conglomerado periodístico de Argentina, sin que se registraran víctimas.
La SIP, con sede en Miami, instó a las autoridades a investigar con celeridad lo ocurrido y a llevar ante la justicia a los responsables.
Según informó el diario Clarín en su web, un grupo de al menos nueve encapuchados arrojó anoche siete u ocho cócteles molotov contra una de las entradas del edificio que es sede del diario en Buenos Aires.
La fachada quedó afectada por el combustible y el fuego de los artefactos, pero no se registraron heridos ni daños materiales, según comunicó el medio. El ataque fue registrado por cámaras de seguridad.
El presidente de la SIP, Jorge Canahuati, y el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Carlos Jornet, condenaron en términos de enorme gravedad “el atentado violento que busca amedrentar y constituye una grave violación a la libertad de prensa”.
“Deploramos el ataque y esperamos que a la mayor brevedad las autoridades cumplan con su deber de investigar, señalar y llevar ante los tribunales a los instigadores”, expresaron Canahuati y Jornet.
En el momento del ataque, el edificio se encontraba cerrado.
Los artefactos explosivos impactaron en la acera y en la puerta del vestíbulo de acceso al edificio de Clarín, lo que provocó un conato de incendio, según informó el medio.
La dotación de bomberos que llegó al lugar no alcanzó a intervenir porque los focos de fuego se extinguieron solos.
Los directivos recordaron en la condena del atentado el punto 4 de la Declaración de Chapultepec, en el que se señala que “la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores coartan severamente la libertad de expresión y de prensa”.
A su vez, el punto 9 de la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión aprobada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos advierte que la “intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión”.