Silencio, represión y muerte es lo que viven muchas mujeres en Afganistán. Con la toma del poder de los talibanes y los asesinatos que diariamente se reportan en ese país, llega un nuevo caso que conmociona al mundo. Esta semana, bajo el seudónimo de Suraya Afzali, la entrenadora de un equipo juvenil de vóley reveló al diario Persian Independent que, a inicios de octubre, el grupo extremista decapitó a Mahjabin Hakimi, una de sus jugadoras considerada una promesa del deporte en Kabul.
“Todas las jugadoras del equipo de voleibol y el resto de las mujeres atletas están en una mala situación, desesperadas y con miedo”, declaró Afzali para el medio periodístico. Además, afirmó que “todo el mundo se ha visto obligado a huir” y esconderse en lugares lejanos.
La tragedia estremeció al mundo cuando, el 19 de octubre, el periodista español Amador Guallar la hizo pública al replicar la misma denuncia compartida por la activista y cineasta Sahraa Karimi en la red social.
También se conoce por distintos medios internacionales que los padres de la víctima fueron amenazados por los talibanes, razón por la que no denunciaron antes el crimen.
Mahjabin Hakimi no fue la única víctima del régimen extremista. En agosto, según cuenta Zahra Fayazi, deportista que consiguió huir del país, las balas de los talibanes terminaron con la vida de otra voleibolista en Afganistán.
A la prohibición de los talibanes para que las mujeres no puedan acceder al deporte, se suma la violencia diaria de su régimen. Este jueves, integrantes del gobierno afgano golpearon a varios periodistas que cubrían una manifestación conformada por 20 mujeres. Ellas exigían el acceso a derechos como el trabajo y la educación frente a sus respectivos ministerios, mientras eran acechadas por las miradas represivas del grupo armado.
Miembro del Talibán amenazando a un reportero durante la manifestación. Foto: AFP