Tras la muerte de su esposa y un hijo, un prestigioso abogado estadounidense pidió a un antiguo cliente que lo matara para que su hijo menor cobrase un seguro de vida de 10 millones de dólares, dijo el martes 14 de septiembre la Policía de Carolina del Sur.
Alex Murdaugh, que se cuenta entre los más selectos abogados y fiscales locales, se convirtió en noticia luego de que el 7 de junio se descubrieran los cuerpos de su esposa de 52 años y su hijo de 22 afuera en una de sus propiedades de la ciudad de Islandton. Hasta la fecha no se han realizado detenciones.
El caso se intensificó el 4 de septiembre, cuando el abogado de 53 años fue atacado a tiros al borde una aislada ruta. Con heridas en la cabeza fue enviado a un hospital y sobrevivió.
Murdaugh, quien fue acusado de malversación financiera por su bufete de abogados, admitió el lunes 13 de septiembre haber organizado el ataque contra sí mismo con su excliente Curtis Edward Smith, de 61 años.
Explicó a los investigadores que le dio un arma y le ordenó que le apuntara a la cabeza. “Admitió haber planificado ser ejecutado por Smith para que su hijo pudiera cobrar un seguro de vida evaluado en casi 10 millones de dólares”, según documentos judiciales.
El abogado Alex Murdaugh y su familia. Foto: Fox News
En el pasado, su excliente lo abastecía de opioides, sostuvo Dick Harpootlian, abogado de Murdaugh.
Smith fue detenido el último martes e inculpado de asistencia al suicidio, agresión y fraude en seguros. “Admitió haber estado presente en el momento de los disparos y haber tirado luego el arma”, según el acta de acusación. Este hecho no resuelve los asesinatos de junio.
La ascendencia de Murdaugh, cuyo padre, abuelo y bisabuelo fueron fiscales durante 87 años, alimenta la sospecha de un posible acuerdo con autoridades en el caso.
La prensa recordó además que el hijo asesinado había tenido un accidente de barco en 2019 en el que murió una mujer de 19 años. Paul Murdaugh fue acusado entonces de “conducir el barco en estado de ebriedad”, pero nunca se abrió un proceso en su contra.
El jefe de la Policía de Carolina del Sur, Mark Keel, pidió “paciencia” a la población y prometió “una investigación, profesional, seria e imparcial”.