Tras la toma del poder por parte de los talibanes en Afganistán, unas 10.000 personas intentan huir del país asiático y se aglomeran en el aeropuerto de Kabul. Así lo confirma la NG italiana Emergency, cuyo centro para víctimas de guerra en la capital afgana continúa recibiendo heridos de bala.
“El aeropuerto sigue siendo un caos. Parece que alrededor de 10. 000 personas están todavía tratando de tomar cualquier vuelo que les lleve fuera del país”, dijo este viernes la ONG en un comunicado, antes de referir que la afluencia de heridos en el hospital ha descendido en las últimas horas, aunque han llegado varios con heridas de bala.
La desesperación de los ciudadanos afganos ha llevado a que madres y padres entreguen a sus hijos a los soldados estadounidenses con el objetivo de que escapen del país por si ellos no logran hacerlo.
Entre ellos, un bebé fue entregado por encima de un muro a soldados estadounidenses en el aeropuerto de Kabul durante las tareas de evacuación de la capital de Afganistán, dijo a Efe una fuente del Departamento de Defensa de EE. UU.
Los talibanes mantenían el último jueves 19 de agosto puestos de control en torno al aeropuerto de Kabul, donde están impidiendo la salida de afganos que quieren huir del país, según acusaciones de Estados Unidos que les pidió dejen el paso libre.
Representantes de Estados Unidos y España se reunieron el último jueves 18 de agosto para conversar sobre la evacuación y derechos de los ciudadanos de Afganistán. Mientras tanto, continúan los reportes de hostigamiento y puestos de control para ciudadanos afganos, a pesar de las promesas de los talibanes de no tomar represalias.
Al parecer “están impidiendo que los afganos que desean salir del país lleguen al aeropuerto”, afirmó la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman. “Esperamos que permitan que todos los ciudadanos estadounidenses, todos los nacionales de terceros países y todos los afganos que deseen irse, lo hagan de forma segura y sin hostigamiento”, agregó.
Los afganos, que recuerdan el precedente régimen talibán, entre 1996 y 2001, marcado por violaciones de los derechos humanos, no confían en las promesas de moderación hechas en los últimos días por los talibanes.
Entretanto, estos constituyen poco a poco sus autoridades políticas, con la llegada del exilio del cofundador del movimiento talibán, mulá Abdul Ghani Baradar, que junto a otros dirigentes se entrevistó con el expresidente afgano Hamid Karzai.
El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, había prometido esta semana que el nuevo régimen talibán será “positivamente diferente” al que imperó en 1996-2001, con una interpretación rigurosa de la sharia (ley islámica), lapidaciones o negación de los derechos más mínimos a la mujer.
A pesar de esas declaraciones, el triunfo de los talibanes generó una ola de pánico, con una marea humana precipitándose hacia el aeropuerto de Kabul, única puerta de salida de Afganistán.
“Estoy intentando desesperadamente irme” dijo a la AFP un afgano, de unos 30 años de edad, que había trabajado para una ONG alemana.
“Ayer (martes 17 de agosto), fui al aeropuerto con mis hijos y mi familia, los talibanes y los estadounidenses disparaban contra la gente, pero pese a todo la gente seguía avanzando porque saben que una situación peor que la muerte les espera en el exterior del aeropuerto” relata.
Cientos de personas esperan en el exterior del aeropuerto internacional de Hamid Karzai, Kabul. Foto: AP
Estados Unidos envió 6.000 militares para garantizar la seguridad en el aeropuerto de Kabul y evacuar a los 30.000 estadounidenses y civiles afganos que trabajaron para ellos, y temen por su vida. De ellos ya han sido evacuados algo más de 5.000 personas.
Reino Unido, Francia y España, entre otros países, también están procediendo a evacuaciones.
Entretanto, el presidente de Estados Unidos Joe Biden, muy criticado en su país y en el extranjero por la gestión de la retirada de las tropas de su país, admitió el miércoles “dificultades” en las evacuaciones de Afganistán, y que una cierta forma de “caos” era inevitable.
“La idea de que (...) había una forma de haber salido” de Afganistán “sin que se produjera el caos, no (...) es posible”, sostuvo Biden en una entrevista televisiva con ABC News.
No había forma de retirarse de Afganistán sin desatar el “caos”, admite el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Foto: AFP
En el frente internacional, los talibanes parecen haber recibido una acogida menos hostil que hace dos décadas, cuando solo tres país (Pakistán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita) reconocieron su régimen.
Esta vez, de momento, nadie lo ha hecho, pero China, Turquía, Rusia e Irán han emitido señales de apertura hacia los talibanes. En cambio, los países occidentales, son mucho más reticentes y esperan juzgar según los “actos”.
En el plano político interno, los talibanes divulgaron imágenes del expresidente Karzai con Anas Haqqani, hermano menor de Sirajuddin Haqqani, jefe de la red Haqqani, calificada de terrorista por Washington, y que tiene el estatuto de número dos de los talibanes.
Estos contactos han sido bien acogidos por quien fuera presidente hasta la toma de poder de los talibanes, Ashraf Ghani, que huyó el domingo a Emiratos Árabes Unidos. “Le deseo éxito al proceso” declaró Ghani en un video, y afirmó que está en negociaciones para “volver a Afganistán”.
Pero Estados Unidos considera que Ghani, que sucedió en 2014 a Hamid Karzai, “ya no es una persona que cuenta en Afganistán”.
Después de la decisión tomada por Estados Unidos y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) de retirar a sus tropas de Afganistán, tras casi 20 años de la rendición talibán ante la misión militar comandada por Estados Unidos y la Alianza del Norte Afgana. El grupo extremista talibán viene recuperando el control en el país, dejando a su paso cientos de muertos y civiles bajo su poder.
Según declaraciones del presidente Joe Biden, la milicia afgana supera en número al movimiento talibán y ha sido entrenada por Estados Unidos para un posible enfrentamiento; sin embargo, el ejército afgano no ha podido frenar el embate.
Ofensiva relámpago de los talibanes en Afganistán. Foto: infografía / La República
Akhundzada es hijo de un teólogo, oriundo de Kandahar, ubicado al sur de Afganistan. Este lugar es conocido por ser la cuna de los talibanes. Antes de su nombramiento era muy poco lo conocido sobre él, ya que solo se sabía que estaba inmerso en cuestiones judiciales y religiosas en el arte militar.
Más tarde consiguió una promesa de lealtad por parte de Ayman al-Zawahiri, líder de Al-Qaeda, y fue bautizado como “emir de los creyentes”, título que le permitió afianzar su creencia en el mundo yihadista.
Algunos analistas consideraban que rol en el grupo fundamentalista era más simbólico que operativo; sin embargo, Akhundzada tenía la misión de unificar a los talibanes, fragmentados por un sangriento enfrentamiento por el poder después de la muerte de Mansour y el descubrimiento de la muerte del fundador del movimiento, el mulá Omar, que había tratado de ocultarse por un par de años.
Haibatullah Akhundzada posando para una fotografía en un lugar no revelado, tras ser nombrado líder de los talibanes en 2016. Foto: AFP
Con información de AFP