El expresidente de Estados Unidos George W. Bush, que ordenó la invasión a Afganistán tras los ataques del 11 de setiembre de 2001, instó al Gobierno estadounidense a ayudar a los afganos que huyen del país luego de la toma del poder de los talibanes.
“Los afganos que corren ahora mayor riesgo son los mismos que han estado a la vanguardia del progreso en su nación”, sostuvo el exmandatario en un comunicado emitido el lunes 16 de agosto por la noche, en el que, a la vez, le pide al presidente Joe Biden acelerar las evacuaciones.
“El Gobierno de Estados Unidos tiene la autoridad legal para reducir la burocracia para los refugiados durante las crisis humanitarias urgentes. Y tenemos la responsabilidad y los recursos para asegurarles una salida segura ahora, sin demoras burocráticas”, añadió.
El 43 presidente estadounidense dijo la ex primera dama Laura Bush y él han observado con “profunda tristeza” el rápido colapso del Gobierno afgano tras el fin de la misión internacional en el país liderada por Estados Unidos, y están “listos” para brindar su “apoyo y asistencia en este momento de necesidad”.
Bush lideró la invasión a Afganistán para derrocar al régimen talibán que protegió al líder de Al Qaida, Osama bin Laden luego de los ataques del grupo el 11 de setiembre de 2001 contra Estados Unidos que mataron a 2.977 personas.
La administración Bush fue reprendida por desviar su atención de Afganistán en los primeros años del conflicto para invadir Irak, lo cual permitiró que la lucha con los talibanes se prolongara sin un propósito claro.
Pero el expresidente argumentó que el conflicto afgano no había sido en vano y señaló que las tropas estadounidenses habían eliminado a “un enemigo brutal” mientras construían escuelas y brindaban atención médica.
Afganistán cayó en manos de los talibanes tras una meteórica ofensiva, incluso antes de que expirara el plazo fijado por Biden para la retirada de los últimos soldados estadounidenses el 31 de agosto.
Estados Unidos, desconcertado, intenta ahora evacuar a sus ciudadanos y a los afganos que trabajaban para las fuerzas armadas estadounidenses.
Muchos afganos temen que los talibanes impongan la misma versión ultrarigurosa de la ley islámica que cuando gobernaron su país, entre 1996 y 2001, negando o casi anulando los derechos de las mujeres.