Debilitada y hospitalizada con COVID-19, Kristen McMullen, de 30 años, dio a luz a su bebé a través de una cesárea de emergencia el 27 de julio en la ciudad de West Melbourne, Florida (EE. UU.). Después del parto, fue trasladada a UCI, donde luchó por unos días contra el virus antes de morir, informa NBC News.
“Ella nunca se enfermó, y asumimos como mucha gente, que esto simplemente desaparecería tan rápido como llegó. Tenía solo 30 años, Kristen lo superaría rápidamente y volvería a hacerse cargo de su vida”, sostuvo James Syverson, tío de la víctima.
McMullen había estado luchando contra el coronavirus y la neumonía durante dos semanas antes de su fallecimiento el viernes 6 de agosto. “Esa primera semana, honestamente, la principal preocupación de ella era que su pequeña Summer estuviera bien”, dijo su tía Melissa Syverson.
La joven madre solo pudo acunar a su recién nacida por unos momentos. “Pudo coger a Summer básicamente para dos fotos: en una tenía puesta la máscara de oxígeno y en otra se la quitó. Luego trasladaron a Kristen a UCI, días después murió”, señaló Syverson. “Una chica brillante, hermosa y vivaz de 30 años con el mundo por delante”, añadió.
La familia Syverson contó que la bebé Summer está sana y “definitivamente les trae alegría”, incluido al viudo de Kristen, Keith. “Personalmente sentimos que, si una mujer embarazada está o no vacunada, si usa mascarilla o no, siempre existe el riesgo de que el coronavirus sea mortal para ella o su bebé”, detalló Melissa.
Keith y Kristen McMullen. Foto: Melissa Syverson
La muerte de McMullen se produce en medio de un aumento récord de casos COVID-19 en toda Florida tras la expansión de la variante Delta en Estados Unidos. El lunes 9 de agosto, los funcionarios del condado de Brevard advirtieron que los tres sistemas hospitalarios estaban colapsados y que las “salas de emergencia estaban inundadas de pacientes con síntomas de coronavirus”.
“Estamos viendo que personas de todas las edades se ven afectadas. Ya no se trata solo de ancianos”, enfatizó el doctor Adam Fier, presidente de la Sociedad Médica del Condado de Brevard.
El miércoles 11 de agosto, el centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC), recomendó a las mujeres embarazadas a vacunarse contra la COVID-19, tras verificar que los beneficios de la fórmula superan cualquier riesgo conocido o potencial.
Según la entidad, las mujeres embarazadas y las mujeres recién gestantes tienen más probabilidades de enfermarse gravemente con coronavirus en comparación con las que no lo están. Recibir una vacuna puede protegerlas de males graves.
La agencia también analizó nuevos datos de seguridad sobre 2.500 mujeres y no encontró mayores riesgos de aborto espontáneo para aquellas que recibieron al menos una dosis de Pfizer o Moderna antes de las 20 semanas de embarazo. El análisis encontró una tasa de aborto espontáneo de alrededor del 13%, dentro del rango normal.