El primer ministro de Haití, Claude Joseph, es el principal sospechoso en las investigaciones sobre el magnicidio de Jovenel Moise, ocurrido el 7 de julio del 2021. Las autoridades haitianas y los investigadores del FBI consideran al primer ministro como la figura máxima detrás de este crimen.
Gracias a un informe realizado por la Unidad de Investigación de Noticias Caracol de Colombia, se pudo saber que la contratación de un grupo de mercenarios tenía como objetivo secuestrar al presidente Jovenel Moise para tomarse el poder y dejar como presidente a Joseph.
Los testimonios de los hermanos Rivera García (Germán y Jhonathan), de nacionalidad colombiana, y de un exsoldado del ejército del país vecino, permitieron conocer cada paso del plan que se empezó a orquestar en noviembre del 2020 en la ciudad de Miami, específicamente en la sede de la empresa CTU Security.
En la sede de dicha empresa se reunieron el venezolano Antonio Intriago, dueño de la empresa, el gerente colombiano Arcángel Pretel, el haitiano-estadounidense James Solages, un diplomático haitiano de apellido Askard, el médico haitiano ya capturado, Christian Sanon, y el colombiano Jonathan Rivera García.
El reclutamiento de los elementos se hizo a través de empresas de seguridad en Colombia, que ya habían enviado a militares retirados a prestar servicios de seguridad en Oriente Medio.
Aunque el noticiero colombiano no dio el nombre de las empresas para no entorpecer las investigaciones, indicaron que al rastrear movimientos financieros encontraron movimientos cercanos a los 700 millones de pesos colombianos, unos 184.100 dólares estadounidenses, un monto muy elevado para los negocios o pagos que reciben regularmente.
Los hermanos Rivera indicaron a los investigadores que el primer ministro les dio un nuevo plan: ya no secuestrarían a Moise. Debían asesinarlo.
Además, les aseguró que él sería el nuevo presidente y que, desde ese cargo, les proporcionaría protección y trabajo. Por eso las autoridades creen que los mercenarios no tenían un plan de escape.
Ese cambio de objetivo causó una pelea entre los hermanos Rivera. Jonathan y un piloto identificado como Ronald Ramírez decidieron regresar a Colombia. La misión siguió adelante sin ellos.
Jonathan se ha convertido en un testigo valioso para la operación. Junto con otros testimonios y fotos de reuniones, se vincula al premier haitiano con los mercenarios colombianos.