Carritos de helado para llevar dosis de la vacuna rusa Sputnik V es la nueva e histriónica idea del polémico gobernador de la región Arequipa, Elmer Cáceres, el mismo que el año pasado aconsejaba combatir la COVID-19 con carne de llama y dióxido de cloro, una receta sin ningún sustento científico. La noticia es recogida por medios internacionales como Clarín, y EFE y La Vanguardia, de España.
Durante una videoconferencia con un grupo de empresarios que se ofrecen como intermediarios para traer la Sputnik V a Perú, Cáceres aseguró que con los carritos de helados, triciclos que pasean por las calles conservando frío el producto, podrán llegar a las zonas más alejadas del territorio peruano.
“Otras vacunas necesitan alta tecnología, pero con esta vacuna simplemente vamos a tener un tipo de tecnología accesible para poder llevarla a estas zonas”, indicó Cáceres, gran defensor de la Sputnik V, incluso cuando todavía se encontraba en las primeras fases de ensayos clínicos.
“He sido blanco de burlas y críticas, pero hemos persistido hasta demostrar que la vacuna rusa es una de las mejores que tiene el mundo actualmente. Muchos científicos lo saben. Muchos países la han adquirido y Argentina y México ya están vacunando con ella”, recordó.
El gobernador ya solicitó personalmente en julio del año pasado un lote de 100.000 dosis de la Sputnik V para Arequipa en una carta dirigida al presidente de Rusia, Vladimir Putin, pero el Gobierno peruano le recordó que cualquier transacción debe negociarse de Estado a Estado.
“Desde el principio estamos interesados en adquirir la vacuna rusa, pero siempre hemos tenido la negación del expresidente (Martín) Vizcarra, que nos dijo que lo iba a evaluar y nos ha mentido. No la ha adquirido”, relató Cáceres.
Vizcarra nunca se negó a comprar la vacuna rusa y su Gobierno se limitó a indicar que esperaba a conocer los datos de la investigación previa antes de comprometerse con alguna adquisición.
“Seamos bien claros, el Gobierno central no quiere dar el permiso, pero sí se lo está dando a otras empresas”, agregó en referencia a la vacuna china Sinopharm, cuyas primeras 300.000 dosis llegaron el domingo a Perú.
Cáceres admitió que había acordado con otros gobernadores de las regiones vecinas a Arequipa presionar a Vizcarra para que solicitara la vacuna rusa.
“Pero me dejaron solo y ahora veo que están de vuelta queriendo adquirir esta vacuna. No hay otra forma más. Esta es una presión política. El Perú no puede darse el lujo de perder la oportunidad de comprar vacunas rusas. Seguimos con el centralismo de tener que pedir el permiso a papá Lima”, lamentó el gobernador.
Según Cáceres, el lote ofrecido por los intermediarios con los que se reunió es de 20 millones de dosis procedentes del laboratorio ruso de Gamaleya, productor de la Sputnik V.
“No las podemos perder. Vamos a ser bien claros para que el actual presidente Francisco Sagasti pueda otorgarnos el permiso, de tal forma que los hermanos de Arequipa y también del norte, sur y centro de Perú puedan utilizar libremente las vacunas rusas”, añadió.
De perfil regionalista y populista, Cáceres es una fuente continua de polémicas y confrontaciones por sus ideas de supuestos tratamientos contra la COVID-19 que carecen de cualquier evidencia científica.
En agosto de 2020, durante el peor momento de la primera ola de contagios en Perú, aconsejó como tratamiento contra la enfermedad comer carne de llama y beber dióxido de cloro, un compuesto químico similar a la lejía que se usa como desinfectante de superficies industriales, y que no es apto para el consumo humano.
Incluso aseguró que “la Coca-Cola es más tóxica que el dióxido de cloro”, comercializado muchas veces bajo el nombre de Solución Milagrosa Mineral (MMS) o clorito de sodio, y promocionado fraudulentamente como solución para enfermedades como VIH/Sida, cáncer, autismo, hepatitis, cáncer, gripe, malaria y ahora COVID-19.
Cáceres realizó estas declaraciones pocas semanas después de que el Gobierno se viera obligado a quitar temporalmente las competencias en administración sanitaria al gobierno regional de Arequipa por la gestión de la pandemia, en un momento donde los hospitales estaban desbordados y la ayuda no llegaba.