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La Amazonía ha perdido, por tala, un territorio mayor a España en tan solo 8 años

Llanuras verdes y montañas son depredadas a un ritmo histórico producto de la deforestación. En nuestro país, la selva amazónica ocupa el 62% del suelo peruano.

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Desde el cambio de milenio, se han destruido 513.000 kilómetros cuadrados de selva tropical, según el atlas amazónico elaborado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), un consorcio de grupos de toda la región. Es el primer atlas de este tipo de RAISG desde 2012.

El consorcio descubrió que después de alcanzar un máximo de 49,240 kilómetros cuadrados de pérdida de bosques en 2003, un récord para este siglo, la deforestación disminuyó a un mínimo de 17,674 kilómetros cuadrados en 2010.

Sin embargo, la destrucción se ha disparado desde entonces a niveles alarmantes. “El Amazonas está mucho más amenazado que hace ocho años”, dijo RAISG en un comunicado.

“La deforestación se ha acelerado desde 2012. El área anual perdido se triplicó entre 2015 y 2018”, encontró el estudio. “Solo en 2018, 31.269 kilómetros cuadrados de bosques fueron destruidos en la región amazónica, la peor deforestación anual desde 2003”.

El Amazonas se extiende por ocho países de América del Sur: Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Surinam, Guyana, y el territorio de la Guayana Francesa.

Brasil, que posee la mayor parte de la Amazonía —alrededor del 62%— también es responsable de la peor deforestación, como detalla el reporte de RAISG: 425,051 kilómetros cuadrados entre 2000 y 2018.

De acuerdo a las conclusiones del estudio, la destrucción en Brasil se ha acelerado desde que el presidente Jair Bolsonaro asumió el cargo en 2019, según cifras del gobierno.

La deforestación en la Amazonía brasileña aumentó a un máximo de 12 años de 11.088 kilómetros cuadrados entre julio de 2019 y julio de 2020, según la agencia espacial brasileña, que analiza imágenes de satélite para rastrear la pérdida de bosques.

Eso fue un aumento del 9,5 por ciento con respecto al año anterior, cuando la deforestación también alcanzó un máximo de más de una década.

Bolsonaro ha sido criticado por los ambientalistas y la comunidad internacional por recortar fondos para programas de protección de la selva tropical y presionar para abrir tierras protegidas a la agroindustria y la minería.