Argentina se convirtió en la primera nación del mundo en aprobar la utilización del trigo transgénico para consumo humano, pese a las críticas y alertas de las organizaciones ambientalistas sobre el impacto que esta decisión pueda desencadenar en la producción de alimentos y en el medio ambiente.
El Boletín Oficial, diario oficial del Estado argentino, publicó este viernes 9 de octubre una resolución en la que la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria sugiere dar por concluida la Segunda Fase de Evaluación del trigo genéticamente modificado IND-00412-7.
Asimismo, la entidad determinó que los riesgos derivados de la liberación del mencionado vegetal transgénico al agro ecosistema, en los cultivos a gran escala, no diferencian significativamente de los inherentes al cultivo de trigo natural.
Por su parte, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, ente descentralizado del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, consideró que “no se encontraron objeciones científicas para su aprobación desde el punto de vista de la aptitud alimentaria humana y animal”, por lo que no hay trabas para la venia sobre el consumo animal y humano de este trigo.
“De acuerdo al análisis productivo del evento IND-00412-7, se estima que éste proporcionará una nueva alternativa para optimizar el control de malezas en el cultivo de trigo y para aumentar los rendimientos ante situaciones de estrés hídrico”, aseguró, en tanto, la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios.
Sin embargo, este organismo añadió que “del análisis comercial y su impacto en las exportaciones se advierte un posible riesgo, ya que el solicitante carece de aprobación comercial en la República Federativa del Brasil, el principal comprador internacional de trigo argentino”, lo que conlleva a que se consideren más los obstáculos comerciales que los peligros que, según los activistas, representa para la salud.
“De considerarse viable la aprobación del presente evento, esta Subsecretaría entiende que la misma debe estar condicionada a la aprobación comercial por parte de las Autoridades competentes de Brasil, debiendo abstenerse la solicitante de producir y comercializar las variedades que contengan el evento hasta tanto obtenga la licencia de Brasil”, agregó la Subsecretaría de Mercados, es decir, que la venta del cereal transgénico depende ahora del aval de la nación carioca.
Parte del argumento oficial para garantizar el trigo genéticamente modificado es que proporciona semillas más tolerantes a la sequía, disminuye las pérdidas de producción y mejora la capacidad de las plantas para habituarse a condiciones de estrés hídrico.
Pero ambientalistas han advertido que también es resistente al glufosinato de amonio, un perjudicial herbicida que queda impregnado en los alimentos que se elaboran en los campos en los que se fumiga. Esa es una de las razones por las que los intentos de aprobarlo en otros países no han progresado hasta el momento.