Autoridades de Honduras informaron que 3.000 migrantes provenientes de su país, entre ellos mujeres jóvenes, niños y hombres, caminan hacia Estados Unidos desde la ciudad de San Pedro de Sula, en medio de la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, fueron detenidos por el ejército en El Corinto, ciudad fronteriza de Guatemala, donde les pidieron una prueba negativa contra el COVID-19 para así poder entrar,
“Las fuerzas de seguridad no lograron detenerlos e ingresaron al país”, dijo a Reuters Alejandra Mena, vocera del departamento de Migración de Guatemala.
Desesperados por ingresar, algunos fueron detenidos por policías antimotines, mientras que otros cruzaron por caminos montañosos para evadir la seguridad.
Según el medio antes citado, las personas estaban protegidas por una mascarilla para evitar el contagio del coronavirus.
Por su parte, el Gobierno de México señaló que quienes se instalen en su país deberán realizarse la prueba contra el virus que actualmente ha contagiado a más de 740 mil personas. Resaltaron que, de no cumplir con la orden podrían enfrentar hasta diez años de cárcel.
“Esta nueva caravana es un efecto más de la pandemia, pero sobre todo de las desigualdades sociales que existen y que se han incrementado (con el coronavirus)”, opinó Misael Hernández, un investigador experto en migración.
Esta caravana masiva es la primera que se registra desde marzo pasado, cuando los países centroamericanos cerraron sus fronteras ante los primeros casos de coronavirus.
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Miles de personas del Triángulo Norte Centroamericano, integrado por El Salvador, Guatemala y Honduras, emigran cada año a Estados Unidos.
Las caravanas masivas de migrantes en 2018 y 2019 generaron la molestia del presidente estadounidense, Donald Trump, quien presionó a los países del norte centroamericano para firmar acuerdos de asilo que permitieran contener la migración irregular.