El presidente de Colombia, Iván Duque, llamó al país a la calma tras la muerte del abogado Javier Ordóñez, quien fue sometido de manera brutal por dos policías en un caso que generó protestas, vandalismo y ocho personas fallecidas.
“Quiero hacer un llamado a la calma y a la serenidad; pero, al mismo tiempo, a la confianza en las instituciones independientes de nuestro Estado de derecho para que sean las autoridades (...) las que establezcan estas circunstancias”, dijo Iván Duque este jueves 10 de septiembre en el que fue su primer pronunciamiento sobre lo ocurrido en Bogotá y otras ciudades del país.
Agregó que espera que “no sean las voces que llaman a la confrontación, a la desesperanza y a la rabia, las que conduzcan el pueblo colombiano”.
En un acto en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo, el jefe de Estado remarcó que “el llamado a la calma y la serenidad no es un llamado a la indiferencia". "Este es un llamado a que todos tengamos la confianza; pero, al mismo tiempo, hacerle hincapié a las autoridades para que nos transmitan resultados”, acotó.
Sobre las acciones violentas del miércoles 9, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, señaló que fueron seis las personas que murieron en las protestas en la capital colombiana. Esto elevó a ocho los fallecidos el número fallecidos, donde se incluyeron a las dos víctimas mortales de Soacha.
Ante lo ocurrido con Ordóñez, Iván Duque expresó su solidaridad con la familia y aseguró que, a través de la Cancillería, se trabaja para facilitar que los familiares del abogado que viven en España y Argentina puedan regresar.
“Estos hechos se van a investigar con total rigor y prontitud, hoy la Fiscalía General de la Nación ha abierto investigación, se está haciendo la investigación en el cuerpo policial”, detalló.
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El gobernante también rechazó la “violencia, el vandalismo, las agresiones que se observaron frente a la fuerza pública y a muchas de las instalaciones que la fuerza tiene para proteger a los ciudadanos”.
Las protestas comenzaron frente al Comando de Acción Inmediata (CAI) de la Policía del barrio Villa Luz, en el oeste de Bogotá, en el que trabajaban los dos uniformados que sometieron con brutalidad al uso prolongado de una pistola eléctrica Táser a Ordóñez, padre de dos hijos pequeños, que luego murió en una clínica.
Ante esto, grupos de jóvenes empezaron a atacar instalaciones policiales y autobuses de servicio público en diferentes partes de la ciudad, lo que llevó a que la protesta se saliera de control con un total de 58 heridos.