El confinamiento por la pandemia del coronavirus (COVID-19) ha hecho que muchas personas lleguen a su punto máximo de ansiedad, depresión y estrés, lo que podría producir el síndrome del corazón roto.
“La pandemia ha provocado múltiples niveles de estrés en la vida de las personas, que no solo están preocupadas de que ellos o sus familias se enfermen. También porque pueden enfrentar problemas económicos, sociales y emocionales como la soledad y el aislamiento”, señaló el doctor Ankur Kalra, cardiólogo en Cleveland Clinic, en Estados Unidos.
“El estrés puede tener efectos físicos en nuestros cuerpos y en nuestros corazones, como lo demuestran los diagnósticos crecientes de miocardiopatía por estrés que estamos experimentando”, subraya.
Las personas que sufren del corazón roto pueden sentir un dolor torácico y pensar que podrían estar teniendo un infarto, pero no tan grave. Dicho síndrome, también afecta una parte el miocardio, un tejido muscular que se encarga de enviar sangre al corazón.
Dolor en el pecho, falta de aliento, debilidad, sudor frío, ritmo cardíaco irregular; son algunos de los síntomas.
Según los expertos de Mayo Clinic, no existe una cura para el corazón roto y el tratamiento es similar a el de un ataque cardíaco, hasta que los doctores tengan una medicación clara.
Los infartos o ataque cardíacos se producen por la obstrucción total de la arteria, mientras que en el síndrome del corazón roto las arterias no están bloqueadas.
“El estrés aumenta la presión arterial. El estrés aumenta la inflamación en su cuerpo. El estrés puede aumentar el colesterol y los triglicéridos en la sangre. El estrés extremo puede hacer que su corazón palpite fuera de ritmo”.
El médico recomendó que hacer ejercicios, meditar y mantener la comunicación con amigos y familiares mientras se está a distancia.