Max Mason era un trabajador afrodescendiente de un circo en el estado de Minnesota, Estados Unidos. El hombre fue acusado en 1920 junto a otros tres compañeros de abuso sexual contra una mujer blanca.
Pese a que la justicia nunca encontró indicios de violencia contra la joven, sus tres amigos murieron a causa de un linchamiento popular en Duluth, mientras que Mason cumplía cuatro años de prisión antes de ser liberado con la condición de que abandonara el estado, según informó CNN.
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El 14 de junio de 1920, una joven identificada como Irene Tusken, y una amiga fueron a ver una actuación de circo. Al día siguiente, la joven contó a su padre que habían sido atacadas por los propios empleados después de la actuación y que su compañera había sido ultrajada.
Tras la denuncia, la Policía llegó al lugar y arrestó solo a cuatro personas de origen afroamericano por ser sospechosos del crimen, pese a que las denunciantes nunca los reconocieron. El médico encargado de examinar a la joven, tampoco encontró indicios de violencia sexual; sin embargo, Isaac Mcghie, Elmer Jackson y Elias Clayton fueron acusados de violación. A Max Mason se le permitió partir y continuó su camino con el circo ambulante.
Max Mason fue acusado en 1920 junto a otros tres compañeros de abuso sexual contra una mujer blanca. (Foto: CNN)
Durante la noche, un grupo de pobladores tomó la justicia por su propia mano e irrumpió en la estación de Policía. Secuestró a los tres hombres, arrastrándolos por las calles de Duluth antes de colgarlos frente a miles de personas.
Aunque Max, escapó de ser linchado, tuvo que batallar con la justicia de aquellos años, que finalmente lo condenó a 30 años de prisión por la coincidencia de que él e Irene, su presunta víctima, sufrían de gonorrea, una enfermedad venérea común. Fue puesto en libertad condicional en 1925.
Pese que la justicia nunca encontró indicios de violencia, sus tres amigos fueron linchados en Duluth. (Foto: CNN)
Max Mason, murió en 1942 y se convirtió en el primer hombre en beneficiarse del perdón póstumo en el estado de Minnesota luego de cien años, lo que representa un símbolo en un momento en que Estados Unidos se enfrenta a las raíces históricas del racismo y discriminación que aún socava amplios sectores de la sociedad.
El fiscal local Mason Forbes, señaló que ninguno de los tres hombres habrían sido condenados “si hubieran sido blancos”.