La policía de Vallejo, California (Estados Unidos) disparó fatalmente a un hispano a quien acusaban de robo, al pensar que se arrodillaba para utilizar un arma de fuego que supuestamente portaba. La “pistola” era en realidad un martillo, de acuerdo con una revisión posterior; y el hombre se estaba rindiendo, según el abogado de su familia.
El hecho se registró en la noche del 1 de junio. Según un comunicado policial, los efectivos llegaron a una farmacia tras recibir una denuncia de saqueo y hallaron allí a unos sujetos llevándose mercancía robada.
Posteriormente, los agentes encontraron allí a Sean Monterrosa, de 22 años, quien corrió hacia el vehículo policial y se arrodilló. Según el reporte, el hombre dobló sus rodillas “como si se estuviera preparando para disparar” y llevaba sus manos a la cintura, donde “parecía haber la cabeza de una pistola”.
Un efectivo dentro del vehículo disparó contra Monterrosa, quien fue llevado a un hospital y murió por sus heridas. La cadena NBC de Estados Unidos reporta que la policía no tenía evidencia de que el joven efectuara un saqueo.
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Investigaciones posteriores demostraron que la supuesta pistola era, en realidad, un martillo de 15 centímetros. El oficial que efectuó el disparo fue suspendido y el incidente es investigado. La conferencia policial anunciando el incidente fue interrumpida por un gentío indignado.
John Burris, abogado de la familia de la víctima, sostuvo que Monterrosa iba a levantar sus manos cuando recibió el balazo. “La vida del agente no estaba en peligro (…) Hubo una indiferencia temeraria por la vida de este joven porque había tensión en el aire”, señaló, citado por el diario Los Angeles Times.
Estas declaraciones hacen referencia al ambiente de protestas en Estados Unidos por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía.