Louie Lomas, de 29 años, y su hijo Lockley, de 5 años, caminaban por la rivera de un río cerca de su casa en Taunton, en Inglaterra, cuando se toparon con lo que creían que era una pequeña tortuga; incluso, el niño quería recogerla, pero su padre, guiado por su instinto, se lo impidió.
La extraña forma que parecía ser el caparazón de una tortuga en realidad era una granada de la Primera Guerra Mundial a punto de explotar con el mínimo movimiento. “Estaba justo a sus pies, mi hijo pensó que era una tortuga y estaba a punto de recogerla”, dijo Louie, un malabarista profesional.
El padre confesó que reaccionó en cuestión de segundos tras percatarse que se trataba de una granada de mano incrustada en la orilla del río. “Lockley quería levantarla, pero lo agarré muy rápido a pesar de que estaba en estado de shock cuando me di cuenta”, sostuvo.
Padre e hijo se salvan de la explosión de una granada de guerra tras confundirla con una inofensiva tortuga.
Tras el peligroso hallazgo, el hombre llamó a la Policía, que llegaron al lugar rápidamente, pero se produjo un nuevo pánico cuando los agentes estacionaron el auto accidentalmente sobre la granada.
“Cuando llegó la Policía, estacionaron sobre la bomba. Me preguntaron dónde estaba, y cuando les dije comenzaron a entrar en pánico, saltaron de nuevo al auto y huyeron. Llegó el escuadrón de bombas y lo hizo detonar”, dijo el hombre a Unilad.
Afortunadamente, no había casas u otras personas cerca, y las autoridades lograron sacar padre e hijo del lugar.
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Luego de estar al borde de la muerte, padre e hijo se mostraron muy decepcionados por no ser testigos de la explosión. Afortunadamente, no había casas u otras personas cerca, y las autoridades lograron sacarlos del lugar.