El pasado enero, Willianny (24) decidió someterse a un procedimiento estético de aumento de glúteos. Visitó el consultorio de su compañera trans, identificada como Cristal Hasbum, en Santo Domingo, capital de la República Dominicana.
Pero ella le infiltró biopolímeros, una sustancia sintética altamente peligrosa que le produjo la muerte. Residente del sector Las Colinas (San Francisco de Macorís), Willianny fue hospitalizada, pero no resistió. Falleció el pasado 30 de enero.
Su caso ha conmovido a esta región de República Dominicana no solo por la negligencia, sino por la decisión de sus familiares durante el velatorio.
Yimbert Feliz Telemin, presidente de la organización Voluntariado GLBT, denunció que ellos, quienes profesan la religión evangélica, “violaron su dignidad”.
Según informó a través de su cuenta de Facebook, los parientes de Willianny ordenaron raparla y retirarle sus prótesis de senos antes de colocar sus restos en el ataúd.
“Da pena y vergüenza. República Dominicana un país donde ser transexual es peor que ser un perro de la calle, pues ni el Estado te protege y tus familiares, después de muerta, te ponen ropa de varón”, sentenció el activista en su plataforma social.
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“Qué impotencia tengo a esta hora y sólo espero que su familia pague en la tierra lo que han hecho”, añadió.
Los casos de mayor mortalidad para las víctimas de la aplicación de biopolímero se relacionan con complicaciones como edema pulmonar, embolismo pulmonar, neumonitis aguda, bronquiolitis, derrame e insuficiencia respiratoria.
Sin embargo, también se han documentado complicaciones leves en el sitio de aplicación como hematomas, infección y hasta necrosis.
La comunidad trans es doblemente vulnerable. Además de la clandestinidad, el colectivo se encuentra expuesto a los crímenes de odio.
Según un estudio de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra), Brasil continúa ostentando el primer puesto en el ránking mundial de países donde más matan a integrantes de este colectivo, con 124 asesinatos en 2019.
Por eso el 99 % de las personas LGTBI aseguró no sentir seguridad en el país, no solo por la falta de respeto y tolerancia, y por la casi nula actuación de las autoridades, sino por la impunidad de los crímenes.