Cada diciembre, Armando Castillo deja atrás su nombre real para convertirse en Papa Noel. Junto a su fiel Rodolfo, su taxi, el hombre recorre las calles de Villahermosa, en Tabasco (México), para llevar sonrisas a los niños más pobres.
Tiene 58 años, pero las energías le sobran. Suele hacer largos viajes para entregar donaciones y juguetes, y recibir las cartas de los niños. En el país ya todo lo conocen y siempre que lo ven lo llaman el ‘Santa Claus taxista’.
Según informan los medios locales, este Papa Noel aprovecha también su recorrido para hacer servicio de taxi y pedir una cooperación que luego será destinada a comprar juguetes. Su meta de esta Navidad es regalar mil juguetes a mil niños, afirma Armando.
Su labor inició hace casi una década, cuando Armando participaba de eventos sociales para ayudar a niños en situaciones vulnerables. La primera vez que lo hizo conoció a un menor con discapacidad que se robó su corazón.
Tres años después de esta actividad decidió emprender su propio movimiento altruista. Fue así como compró juguetes, solicitó donaciones, se subió a su taxi y empezó la leyenda del ‘Santa Claus taxista’.
En su primera acción regaló los primeros 150 muñecos, balones y cochecitos.
“Esta iniciativa nace del corazón, no es lucrativo. Tal vez sea el mes que menos ingresos tengo pues tengo que andar en la recaudación y me hablan para cualquier lado y tengo que ir con el taxi porque esa es la tradición”, explica Armando.
El Santa taxista está casado y tiene tres hijos adultos con nueve nietos. Su esposa está mal de salud y a pesar de sus serias dificultades económicas, este hombre de gran calidad humana se esfuerza por cumplir los deseos de los más pequeños.