Las protestan no cesan en Bolivia, con nuevos episodios de violencia este martes en algunas ciudades, mientras el Gobierno y opositores tensan la situación sin que por ahora se vea una salida a la crisis que atraviesa el país, tras las elecciones del 20 de octubre en las que fue reelegido Evo Morales.
Afines y contrarios de Morales volvieron a encontrarse en las calles de ciudades como La Paz y Cochabamba. La Policía intervino para que no chocaran unos y otros, separándolos en La Paz mientras en Cochabamba se desataron enfrentamientos en medio de los policías intentando dispersarlos.
En medio, los políticos siguieron repartiéndose culpas sin que se atisbe a una solución.
A primera hora estaba previsto que compareciera en la sede de Gobierno en La Paz el presidente Morales, pero quien finalmente salió ante los medios fue el vicepresidente Álvaro García Linera. Invitó al opositor Carlos Mesa a sumarse a la auditoría que el Gobierno boliviano acepta que lleve a cabo la Organización de Estados Americanos (OEA), confiado en que despeje las denuncias de la oposición de un fraude electoral a favor del presidente.
El expresidente Mesa, que gobernó Bolivia desde 2003 hasta su renuncia en 2005 en medio de una grave tensión social, respondió poco después mientras visitaba las movilizaciones de opositores en Santa Cruz: “El Gobierno de Morales tiene que dar marcha atrás y desconocer los resultados que le dieron la victoria”, advirtió.
“¿Están dispuestos a reconocer que el resultado final del Tribunal Supremo Electoral, que no es otra cosa que un instrumento del Gobierno, no son los resultados que se pueden aceptar? ¿El Gobierno está dispuesto a retroceder en ello?”, preguntó a Morales y al MAS.
El resultado publicado por el órgano electoral es del 47,08% para Morales y del 36,51 para Mesa, con solo el 0,57% para que el mandatario evite una segunda vuelta.