Los hongos hambrientos no se reproducen sexualmente, lo que podría ayudar a combatir patógenos micóticos al interferir en su evolución, según un estudio científico publicado este lunes en la revista Public Library of Sciences (PLOS).
Esta investigación encaró “un importante problema de la biología básica que puede tener repercusiones en el control de los hongos que causan enfermedades en los humanos y en las plantas”, señaló uno de los autores del estudio, Gustavo Goldman, de la Universidad de Sao Paulo (Brasil).
El equipo investigador, que incluyó a científicos de las Universidades de Sao Paulo y de Bath (Reino Unido), logró caracterizar por primera vez a un grupo de receptores único para los hongos, que les impiden reproducirse sexualmente.
Los científicos creen que estos Receptores acoplados a Proteínas G (GPCRs, en inglés) podrían ralentizar la evolución de los hongos y la propagación de la virulencia y la resistencia a los compuestos fungicidas.
El estudio fue realizado por científicos de las universidades de Sao Paulo y Bath (Reino Unido). Imagen referencial: EFE.
El blanco de esta investigación fue el hongo Aspergillus nidulans que solo tiene sexo cuando está bien alimentado y se encuentra a oscuras. La reproducción sexual recombina el ADN de los progenitores para crear una descendencia genéticamente diversa que se disemina rápidamente en el entorno como esporas.
Esta diversidad y esta capacidad para propagarse son factores importantes en la adaptación de los hongos a ambientes nuevos, ya sea para la difusión de enfermedades o en la evolución de su resistencia a los fungidas.
La activación de los receptores hace que los hongos “crean” que están hambrientos, lo que podría impedir que tengan sexo y, por tanto, obstaculizar su evolución. Esto podría aplicarse en el control de patógenos micóticos en la agricultura y en los hospitales.
El experto Neil Brown, del Departamento de Biología y Bioquímica de la Universidad de Bath, subrayó que "estos receptores podrían ser la senda para inhibir el sexo de los hongos, que puede mejorar la sostenibilidad del control de enfermedades".
Plato de cultivo donde se encuentra el Aspergillus nidulans. Foto: Difusión.
"Gastamos mucho tiempo y dinero en el desarrollo de cultivos resistentes a los hongos y compuestos fungicidas -añadió-. Pero hay ejemplos en los que, en el curso de unos pocos años, de su uso los hongos superan los cultivos resistentes o se vuelven tolerantes a los fungicidas".
Brown apuntó que con la privación del sexo se podría frenar algo esta carrera frente a los patógenos extendiendo la vida útil de los cultivos resistentes y de los fungicidas: “Los hongos son excelentes para evolucionar rápidamente y propagarse en nuestro ecosistema”, dijo.
“Sin embargo, somos lentos en la producción de cultivos resistentes y nuevos compuestos fungicidas, por lo que (los hongos) siempre van a superar eventualmente lo que tenemos, pero aquí podríamos potencialmente ralentizar el ciclo en nuestro beneficio”, señaló Brown.