En 2017, Vikki Mitchel y su esposo Paul pasaron por el episodio más difícil de sus vidas. Su hija Kia enfermó de meningitis C y la había afectado tanto que debían decidir entre dejarla morir o arriesgarse a darle una vida difícil.
La pareja optó por lo segundo. Creyó que Kia debía luchar, pero no esperaban que los médicos de Yorkshire, en Inglaterra, les dieran una opción tan dramática. La bebé debía ser amputada de sus cuatro extremidades.
PUEDES VER: Encuentran un bebé enterrado vivo en una caja porque su familia ‘lo creyó muerto’ [VIDEO]
Además, había quedado con graves daños cerebrales que no le permitirían tener una vida normal. Incluso, informa The Sun, no le sería posible ver ni volver a sonreír.
“Hubo momentos en que pensé: ¿’Será justo mantener a Kia con vida?’”, cuenta Vikki, de 32 años.
Sin embargo, la decisión que tomaron ella y su esposo en aquella ocasión fue la ‘indicada’. Hoy Kia lleva ya 17 meses en casa después de ser intervenida y, milagrosamente, ha mostrado signos de mejoría contrarios a lo que los médicos le pronosticaron.
Kia ya puede sonreír.
“Nunca pensé que sabría de ninguna manera si ella era feliz, pero con su sonrisa, sé que está contenta de estar aquí con nosotros y que está disfrutando la vida".
Según explica la orgullosa madre, una vez entró al cuarto de Kia y la saludó: ‘Hola, gallina’. La comisura de la boca de la bebé se levantó ligeramente y sonrió.
“Cuando lo hace, su rostro se ilumina. Es una sonrisa adecuada ahora. Ella me enorgullece todos los días”, agrega.
Vikki y Kia.