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India: familias venden a sus niñas a burdeles para poder mantenerse

Aunque la ley en la India lo prohíbe, niñas son vendidas por sus padres una vez son ofrecidas a Yellamma, diosa de la fertilidad.

larepublica.pe
Durante una ceremonia las niñas son preparadas para ser vendidas a hombres mayores. Foto: Referencial

En algunas regiones del sur de la India la pobreza y la religión causan una unión fatal para las jóvenes. Allí las niñas son vendidas como devdasi (“sirvienta de Dios”, en sánscrito) a Yellamma, diosa de la fertilidad. Es decir, vendidas como prostitutas.

Laxmi, de 30 años, tenía 11 cuando fue el centro de atención de una puja —considerada una ceremonia religiosa— en su casa, antes de ser llevada con la gharwali (encargada de un burdel). A pesar de su juventud sabía lo que le esperaba y se escapó.

“A la mañana siguiente volví a mi casa, pensando que me iban a pegar, pero cuando llegué se mostraron muy amables conmigo. Me tranquilizaron, me acariciaron y me llevaron a una habitación. Todo estaba oscuro. Había un hombre allí dentro. Y cerraron la puerta con un candado”, contó a El Mundo.

Estos collares identifican a las devdasi. Foto: El Mundo

Una práctica que era común en la India, pero proscrita desde finales de 1998, aun se ve en zonas del sur donde las familias más pobres venden a sus hijas bajo el rótulo de esclavas de la diosa Yellamma; como se les conoce oficialmente a las davdasi.

"En las aldeas todavía hay gente que cree que acostarse con esas prostitutas sagradas es una práctica religiosa", aseguró Arun Pandey, de la organización no gubernamental Arz.

De acuerdo a Pandey, este fenómeno “ha ido pasando de las aldeas a las ciudades por simples razones económicas”. Y así lo ratificó Laxmi: “Mi madre me decía: ‘tu padre bebe, no tenemos nada para comer, ¿por qué no quieres ayudar a tu familia?’”.

En el país asiático también han denunciado estos casos de explotación sexual. Foto: Difusión

Mismo relato de Bhimavva, quien a los 14 años fue parte central de acto: le colocaron el collar sagrado en el cuello antes de que repitieran cinco veces el nombre de Yellama. Durante 30 días no sucedió nada hasta que la encerrararon bajo llave en una habitación con un hombre de avanzada edad.

“Tu padre es un alcohólico, ¿quién va a cuidar de tus hermanos y hermanas? Eres la mayor. Es tu obligación”, le dijo la madre en medio de los gritos y lágrimas de Bhimavva.

A pesar de que todavía persisten estas redes de explotación sexual, las labores de algunas ONG como Arz, contribuyen a que estas mujeres tengan una vida normal con empleo. “Hoy tenemos trabajo suficiente para darles una oportunidad no solo a las devdasi, sino también a las personas que gestionaban los burdeles”, sostuvo Bhimavva.

Según el diario español en pocos años el ofrecimiento de niñas a la diosa de la fertilidad ha desaparecido de esta región de la India.