Desde que su historia se hizo popular en Brasil y en otros países, Juliana Lanser Mayer, madre de Rafael, el niño autista de siete años que habla varios idiomas, no ha dejado de recibir cientos de mensajes todos los días.
Por lo general, son personas que se muestran admiradas con la entrega que, junto a su familia, esta mujer le puso al desarrollo de su pequeño genio durante los primeros años de su crecimiento. Entre todos ellos estuvimos nosotros.
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La República contactó en esta semana con Juliana Lanser Mayer que, como se describe en su blog personal, es “madre de 4 hijos, oradora, fundadora y presidenta del grupo de Apoyo Educativo Autismos", en el estado de Santa Catarina, al sur de Brasil.
Para ella fue gratificante conversar con un medio de Perú, sobre todo porque fue uno de los lugares de donde más mensajes le llegaron para felicitarla por los logros de su hijo Rafael y para pedirle algunos consejos relacionados a este trastorno psicológico.
Juliana Lanser Mayer nos sorprendió al contar que, a dos meses la publicación de la historia del pequeño ‘Rafa’ en los medios, el menor ya no habla 9 sino está aprendiendo 2 idiomas más.
“Todo es por cuenta del hiperfoco: él tiene 3”, detalla a través de una entrevista vía Skype. En ello hace referencia a la capacidad que tienen las personas con autismo para concentrarse intensamente en un determinado proyecto o actividad durante varias horas seguidas.
Yo no lo incentivo a aprender algún idioma, él gusta de hacerlo”
El primer hiperfoco está relacionado al lenguaje. “En cuestión de un mes o dos él aprende un idioma. Esa es su ventana de interés. Cuando lo domina, lo descarta y aprende otro”.
De esta forma ha llegado a aprender 9 idiomas entre los que se encuentra el español, inglés, ruso, turco, francés y otros más como el portugués, su lengua natal. Esta última le costó aprender.
Si la capacidad de saber tantas lenguas es impresionante, más increíble es saber que su segundo hiperfoco está relacionado a la música. Según la madre, Rafael tiene oído absoluto para este arte.
“Consigue sacar cualquier música solo con oír. Ahora él está escribiendo partituras. ¡Es la cosa más linda! Eso es real”, dice en conversación desde Brasil.
Sin embargo, el tercer hiperfoco más funcional que les sirvió a los integrantes de su familia es uno ligado al juego de Super Mario, con el que sus padres logran hacer que él aprenda cosas tan importantes como andar con sandalias dentro de casa.
“Antes de ‘Rafa’ yo hacía muchos trabajos de voluntariado. Sin embargo, cuando le diagnosticaron autismo, hice un promesa para mí misma de poder ayudar a otras familias de la forma en que yo pudiese”, agrega Juliana.
Incluso, ella afirma que comenzó a ayudar a los compañeros de su niño cuando decidió mandarlo al colegio público. Esto debido a que el aula no estaba en las condiciones necesarias para que un niño con autismo se sienta cómodo.
“Yo hice unos carteles con dibujos en los que explicaba a mi niño a cepillarse los dientes y hacer otras cosas que son necesarias para determinar el aprendizaje en clase. Sin embargo, no creí que esto terminaría ayudando a sus mismos compañeros”, cuenta.
Eso es lo que le motiva a pensar que si hay deseo de inclusión, las personas autistas y aquellos llamados “normales” pueden aprender dentro del mismo espacio. “La gente aprende más con las diferencias que con las igualdades”, enfatiza Juliana Lanser Mayer.
Para la madre, una persona con autismo —si es que no logra desarrollar una deficiencia intelectual— puede ser extremamente inteligente: “cualquier niño autista puede tener un genio escondido".
Solo es necesario saber encontrar su hiperfoco. "Este no está en lo que los padres quieren, sino en lo de ellos nace”, agrega.
Finalmente, contó que todas las cosas que ha aprendido como madre del pequeño ‘Rafa’ lo pondrá en un libro que está próximo a publicarse. Por ahora utiliza sus redes sociales para seguir respondiendo los cientos de mensajes que día a día le llegan.
Todas las personas autistas pueden desarrollar su hiperfoco y algún talento. Sin embargo, no todos tienden a ser unos genios, dice el psicólogo y lingüista peruano, Ernesto Reaño Carranza, fundador y director de EITA (Equipo de Investigación y Tratamiento en Asperger y Autismo).
Esto se debe a que las personas con autismo tienen diferentes tipos de hiperfoco, que es una forma de cómo ellos logran adaptar su aprendizaje y su tiempo de dedicación a las cosas que le generen mucho interés.
Para el especialista existen diferentes ‘niveles’ de autismo y de estos dependen el apoyo que las personas que tienen esta condición puedan recibir.
Finalmente, recalca que el autismo no es una enfermedad —por lo que no tiene un tratamiento—, sino una condición que debe hacer reflexionar a la sociedad para ser más inclusiva.