El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, es acusado de tráfico de influencias en su país. El mandatario habría tratado de intervenir ante la fiscalía para evitar un posible juicio a una empresa constructora implicada en escándalos de corrupción y así no ser vetada de recibir contratos del gobierno.
La denuncia tomó fuerza desde febrero cuando Wilson-Raybolud, exministra de justicia, renunció a su cargo junto a otra funcionaria tras haber perdido la confianza en el gobierno y sentirse presionadas para influir a favor de la constructora canadiense SNC-Lavalin, una de las más grandes del país.
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Asimismo, Trudeau salió a dar una conferencia de prensa alegando su culpabilidad en el caso. "Como dije, asumo toda la responsabilidad. La responsabilidad es del primer ministro. Asumo la responsabilidad de todo lo que pasó en mi oficina. Esto es importante. Siento profundamente lo que pasó el año pasado, no debería haber pasado. Al mismo tiempo, tenemos un sistema en el que tenemos que hacer mejoras”, sentenció el ministro.
Sin embargo, este escándalo le jugaría en contra debido a que en pocos meses se realizarán las elecciones generales en Canadá y Trudeau buscará una reelección. Pero la imagen de político ético y renovador que dio a conocer en el 2015 tras llegar al poder, se verá perjudicada por frases como “No puedo pedir disculpas por defender los trabajos canadienses”.
La compañía SNC-Lavalin que tiene alrededor de 50.000 empleados en todo el mundo y unos 9.000 solo en Canadá, estuvo involucrada en unos casos de corrupción más grandes en Libia, durante el mandato de Muammar Gadafi entre el 2001 y 2011, por sobornar a funcionarios libios para hacerse de grandes concesiones.