Crisis republicana. The Washington Post reveló el caso de Roy Moore, conocido por su extremismo religioso, acusado de mantener relaciones sexuales con una chica de 14 años cuando él tenía 32. Peligra su candidatura por Alabama, para diciembre.,Moralista, belicoso y siempre dispuesto al cuerpo a cuerpo. Más conocido como La Roca. Siempre ha puesto a Dios por delante del Gobierno y ha llegado a defender que el 11-S fue un castigo a Estados Unidos por haberse alejado de la palabra del Señor. También rechaza la teoría de la evolución y está convencido de que hay que perseguir la homosexualidad. PUEDES VER EE.UU.: Mujer asesina a sujeto bajo el argumento de que no sabía hacer sexo oral El candidato republicano al Senado por Alabama, Roy Moore, de 70 años, se enfrenta ahora a un obús que puede dar al traste con sus aspiraciones. Es un caso antiguo pero mortífero. Ha sido acusado de haber mantenido en 1979 relaciones sexuales con una chica de 14 años cuando él tenía 32. El escándalo, destapado por The Washington Post, contiene pólvora suficiente para acabar con la carrera del ultraconservador y debilitar aún más la inestable mayoría republicana en el Senado. Dada la diferencia de edad, bajo la legislación de Alabama se trataría de un caso de abuso sexual en segundo grado, castigado con más de 12 meses de prisión y, con agravantes, puede acarrear una condena de 10 años. Ícono de extremistas Este antiguo juez logró ganar en septiembre las primarias republicanas al fiscal Luther Strange, el favorito del presidente Donald Trump. Su victoria, conseguida con el apoyo de extremistas como Steve Bannon y Sarah Palin, fue una sorpresa nacional y mostró el poder que han adquirido los sectores más ultramontanos de la derecha norteamericana, entre los que Moore es un ícono. Como juez, su fundamentalismo le ha llevado más de una vez a tocar la campana del escándalo. Uno de los más sonados ocurrió en 2000 cuando los tribunales federales ordenaron que retirase un monumento dedicado a los Diez Mandamientos que él mismo, como presidente de la Corte Suprema de Alabama, mantenía en su sala de vistas (sala judicial). Antes que reconocer la separación Iglesia-Estado y mover ese bloque de granito de 2.400 kilos, prefirió abandonar el puesto. Desde entonces se le llamó La Roca. Otra prueba de su obcecamiento la dio en 2016, cuando ya reincorporado al cargo, el Tribunal Supremo le acabó expulsando por haber exigido a jueces bajo su mando que no permitan el matrimonio gay. En su propia casa El relato de Leigh Corfman, de 53 años, ha sido corroborado por amigas suyas y su propia madre. La Roca era en 1979 asistente del fiscal del distrito. A las puertas de los juzgados del condado de Etowah (Alabama) se encontró a la niña y su madre, citada por un proceso de divorcio. Entabló conversación con ellas y, cuando la progenitora iba a entrar a declarar, se ofreció a cuidar de la chica. La madre aceptó. Moore se quedó con la adolescente, obtuvo su teléfono y días más tarde tuvieron el primer encuentro. Se vieron dos veces, una de ellas en casa de él, lo que constituye agravante en Alabama. Hubo tocamientos y besos. The Washington Post ha insistido en que la historia, basada en 30 entrevistas, no procede de Corfman, sino que es una investigación propia. Hombre del revólver Moore, que acostumbra a sacar un revólver en sus mítines, ha negado las acusaciones y su equipo de campaña las ha calificado de basura y fake news (noticia falsa). “Responden a un desesperado ataque político del Partido Demócrata y The Washington Post”, ha declarado el candidato republicano. Algunos de sus aliados, como el auditor estatal de Alabama, Jim Zeigler, incluso han ido más lejos en su defensa: “María era una adolescente y José un carpintero adulto, y fueron padres de Jesús”. El escaño pertenecía al actual fiscal general, Jeff Sessions, y su pérdida puede alterar la exigua mayoría republicana en el Senado (52 frente a 48). Las elecciones son en diciembre y los republicanos temen que el rival demócrata gane un estado republicano. El presidente Trump ya se pronunció. Ha dicho que Moore debe abandonar su postulación si se prueban las acusaciones, aunque precisa que una simple denuncia no debe destruir su vida.