Mario Cortijo pertenece a una nueva generación de actores peruanos. A sus 28 años, cuenta con una extensa lista de créditos en teatro, además de haber participado en populares ficciones como ‘Cumbia pop’ (2017) y ‘De vuelta al barrio’ (2018). En 2006, cuando aún era púber, formó parte de la selección nacional de gimnasia. “No gané ninguna medalla”, dice a La República. Sin embargo, la destreza adquirida es un plus en su carrera actoral, que ahora se divide en las obras ‘Dos Familias’, junto a Fiorella Díaz y Henry Sotomayor, y ‘¿Es aquí la funeraria?’, una tragicomedia sobre la muerte que él protagoniza y dirige y cuyas dos últimas funciones serán el 15 y 16 de agosto en Sala Zurita (Calle Armando Blondet 191, San Isidro).
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—¿Resultó complicado dirigir y actuar en ‘¿Es aquí la funeraria?’?
—Sí, definitivamente. Es un reto que, gracias al equipo maravilloso con el que estoy contando, he podido asumir y el resultado está bien bonito. Creo que todos estamos muy orgullosos de lo que se ha logrado. Yo tenía muchas ganas de contar esa historia, tenía muchas ganas de actuarla también, así que me aventuré a dirigir esta microobra. Lógicamente, con la ayuda del dramaturgo (Cayre Alfaro Fonseca), que codirige conmigo y ha servido para mí como una mano derecha.
—¿Cómo es tu personaje en ‘Es aquí la funeraria’?
—Es un comediante. El universo es un mundo pospandémico, algo que tenemos todos en común. Después la pandemia, todos nos hemos relacionado con la muerte de una manera distinta. El comediante entra a la funeraria para, supuestamente, buscar trabajo, pero, en realidad, está buscando otra cosa más: algo para resarcir su luto, para resarcir su culpa. Ahí se encuentra con una recepcionista (Andrea Luna), que también ha tenido una pérdida reciente.
—Ambos personajes logran empatizar y conectar compartiendo la pérdida, la carga se hace mucho más ligera, liviana. Es a través del encuentro que podemos sobrellevar la muerte de nuestros seres queridos.
—¿Cómo ha sido tu experiencia con la muerte?
—Todos hemos tenido un encuentro con la muerte. Mi abuelita es última persona más cercana a mí que falleció en 2016. Es una experiencia que guardo con mucho cariño, amor. Me ha ayudado a entender lo que significa la muerte.
—Al actuar en dos obras, ¿en algún momento se te olvido el diálogo?
—Felizmente, no. Aprender tanto texto y hacer obras consecutivas son retos. Sin embargo, yo he podido manejarlo estando absolutamente presente en cada uno de los proyectos. Trato de no sobrepensar las cosas en lo que viene más tarde.
—¿Cómo fue la química con tu compañera Andrea Luna en ‘Es aquí la funeraria’?
—Andrea es una excelentísima actriz. Yo la sigo desde muy joven y para mí es un sueño actuar con ella y estar dirigiéndola.
—Cayre Alfaro Fonseca, el autor de ‘¿Es aquí la funeraria?’, es poeta. ¿Has leído alguno de sus poemas?
—Por supuesto. Me ha dedicado uno. En su libro ‘Quince minutos de receso’, hay un poema que habla del skate, ese deporte es una gran pasión nuestra. Nos conocimos gracias a eso, nos unió.
—Yo estudié Actuación a partir del 2014 y él, en 2015, empezó a estudiar Literatura. Y ahí, (nosotros), dos skaters, emprendimos caminos artísticos. Ahora nos hemos reencontrado por la pandemia, que nos quitó tantas cosas, pero también nos dio otras. Y algo que me dio fue recuperar esa amistad de niños.
—¿Te consideras una persona romántica?
—Soy una persona bastante pasional. Le pongo mucha pasión a todo lo que hago, pues lo hago con el corazón.
—¿Perfeccionista?
—El trabajo en teatro es un trabajo en equipo y, como director, no creo en la metodología de decirle al otro lo que tiene que hacer. Yo he convocado un equipo talentosísimo a los cuales admiro mucho; entonces, mi trabajo como director es fomentar el espacio propicio para que cada uno pueda aflorar su creatividad.
—Debutaste muy joven como actor. ¿Sientes que has cambiado mucho?
—Muchísimo. A mí la actuación me ha hecho madurar. El arte me ha enseñado muchísimas cosas de la vida: desprenderme de ciertas formas de pensar, de sistemas ideológicos, para pensar otras cosas. Entender la vida de una manera más empática.
—¿Te has quedado con alguna frase, manía o tic de algún personaje?
—Los personajes te enseñan y prestan algunas cosas. Me ha pasado que, por temporadas, sí me he comportado ligeramente distinto. Por ejemplo, Julio Ganoza en ‘De vuelta al barrio’ fue (parte de) una etapa en la que me sentí más jovial, más niño.
—Se acaba de cumplir un año de la muerte de Diego Bertie. ¿Qué recuerdos tienes de él?
—Maravillosos, fue un gran amigo y solo tengo recuerdos muy gratos de él.
—¿Cómo iniciaste en la dirección?
—Yo siempre he querido dirigir. Siento que tengo facilidad para expresar mis ideas, articular conceptos, signos, símbolos y también liderar un equipo humano. La capacidad de ver el talento en el otro.
—He dirigido Teatro Party en 2019. Fue un evento escénico en una discoteca. También una obra grande llamada ‘Mamma Mia!’, un musical en el colegio Leonardo da Vinci en noviembre del 2022. Fue un montaje con 15 actores en escena y elenco de baile. Ahora, ‘¿Es aquí la funeraria?’, es la primera obra profesional que compite con otras del mercado.
—Algo que quiero rescatar en mi experiencia como director es que no le puedes decir qué hacer a las personas, tienes que llevarlas a que se den cuenta de qué tiene que hacer. Eso es fundamental en un proceso creativo.
—¿Estás pensando en llegar a Hollywood? ¿Grabar con Netflix?
—Sí, ya grabé mi primera película internacional en México, ‘Berezade’, un largometraje de la directora Danae Reynaud. Si todo sale bien, se estrenará en diciembre del 2023. Yo iba a migrar, me iba a vivir a (México), pero me salieron otros proyectos muy buenos que suman mucho a mi carrera artística y decidí postergar la migración. La decisión de migrar no implica cerrar puertas. Simplemente, es seguir abriendo posibilidades, abrir mercado y que otros profesionales conozcan mi trabajo. Estoy casteando, no en Hollywood, pero sí en Netflix, HBO, Amazon y Vix para series grandes y nombres grandes. Empiezo a competir en ese mercado.
Estoy empezando a moverme como un actor completo. Además de cantar y bailar, también hago acrobacia. Soy de los pocos actores que pueden hacer acrobacias porque fui gimnasta profesional. Eso es un plus para escenas de acción complicadas a nivel físico.