Han pasado siete días desde que Ethel Pozo yJulián Alexander consumaron su amor, dando el siguiente paso en su relación: se casaron. La celebración de su vida tuvo como asistentes a conocidos personajes del mundo del entretenimiento tales como: Natalie Vértiz, Yaco Eskenazi, Christian Domínguez y Janet Barboza. Ella estuvo en la agenda de los programas de espectáculos por varios días.
Sin duda, fue uno de los casamientos más comentados del año y no es para menos, pues hace unos meses se especuló que la hija de Gisela Valcárcel llegaría a gastar cerca de 100.000 dólares en la organización del evento. Ahora, el par de tortolos viene disfrutando de su viaje de luna de miel en Curazao y compartiendo las incidencias de su romántico paseo.
La dupla está muy emocionada por su reciente unión y no puede dejar de mencionarlo. Prueba de ello, fue la reciente publicación que realizó Ethel Pozo, extendiéndole cálidas palabras al hermano de Michelle Alexander.
La conductora de “América hoy” posteó una serie de instantáneas del día de su boda junto a su esposo Julián Alexander. Su romántico post estaba acompañado de un extenso mensaje.
“El amor bonito, existe… es aquel que te da paz y te saca solo sonrisas. Hace una semana nos dimos el sí en una ceremonia emocionante, llena de lágrimas de felicidad (empezando por nosotros) y todos los que nos aman. Familia, amigos, todos estuvieron ahí. Recuerdo sus caritas, sus sonrisas, sus palabras”, comenzó diciendo la heredera de Gisela Valcárcel.
Ethel Pozo y la romántica dedicatoria que le hizo a Julián Alexander. Foto: Ethel Pozo/Instagram
“Nuestros hijos emocionados y felices, que más se le puede pedir a la vida, Ah, sí, muchos años de amor, comprensión y salud. Prometo ser agradecida con Dios siempre, porque sin él esta felicidad que sentimos no sería posible”, agregó, líneas abajo, la comunicadora.
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Ethel Pozo y Julián Alexander visitaron el monumento “Punka Love Heart” en Willemstad, ciudad de Curazao, para ser partícipes de una tradición del lugar histórico. Adquirieron un candado y se dispusieron a grabar sus nombres con un marcador. Acto seguido, colgaron la pieza metálica en el grande corazón de fierro.
“Nos vamos a llevar una llave y la otra la vamos a tirar al mar. Para siempre se queda aquí, selladito”, dijo Ethel a la cámara que sostenía su pareja.