“En el Perú puedes ser drogadicto, ladrón y mujeriego, pero no homosexual”, escribió Jaime Bayly en su primera novela, “No se lo digas a nadie”, publicada en 1994 por la editorial Seix Barral (España), país donde fue muy bien recibida, mientras que en su tierra natal fue calificada como escandalosa, frívola y provocadora.
Ahora, el libro del otrora ‘Niño terrible’ vuelve a ser relevante a raíz de la entrevista que Diego Bertie brindó a Magaly Medina. En esta, el actor acepta, después de casi 30 años, que existió algo con el escritor, tal y como este había revelado en su obra.
Con la publicación de “No se lo digas a nadie”, novela sobre un joven periodista limeño de clase alta, Joaquín Camino, homosexual y drogadicto, Jaime Bayly despertó la curiosidad de sus lectores al exponer una serie de personajes identificables entre la farándula local, además del sonrojo que provocó con la descripción explicita de sus encuentros sexuales.
Uno de los pasajes que más atención atrajo fue el capítulo “El actor”, en el que se describe el fugaz romance con un galán de telenovelas en ascenso, a quien el público identificó como Diego Bertie, que bordeaba los 27 años —cuando se publicó la novela—. Su sexualidad fue tema de titulares, y el intérprete lo negó por varios años, incluso afirmó que Jaime Bayly no era su amigo y que este solo buscaba perjudicarlo para vender libros.
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“Gonzalo Guzmán se había convertido en el actor de moda en Lima. Era joven, guapo, encantador”, así describió Jaime Bayly al personaje de su libro, de quien dijo mantenía una relación fachada con una chica para tapar su homosexualidad.
En “No se lo digas a nadie”, Joaquín invita a Gonzalo a una entrevista como pretexto para conocerlo. En la vida real esa entrevista sí pasó: se puede ver que el periodista no oculta la emoción de tener al actor al frente.
En 1997, Diego Bertie se casó con la psicóloga limeña Viviana Monge. Cuando se publicó la novela tres años atrás, Jaime Bayly tenía un año de casado con Sandra Masías, madre de sus dos hijas mayores, Camila y Paola.
En su novela, Jaime Bayly subraya la doble vida del actor Gonzalo Guzmán, no solo con su sexualidad, también lo hace cuando describe que, por lo bajo, es una persona racista y violenta.
“Es tan sencillo, tan humano, tan nice —gritó una de ellas. —Es un papacito —gritó otra. Sin dejar de sonreír, Gonzalo firmó autógrafos y se dejó tomar fotos abrazado por sus admiradoras. De pronto, pareció perder la paciencia”, dice el texto.
“Dejó de sonreír, se abrió paso entre la muchedumbre a codazos y empujones, insultó a un par de chicas: ‘cállense, carajo, cholas de m****’, líneas adelante, vuelve a insultar y asegura que a veces “tiene ganas de agarrarlas a patadas”.