El reconocido maquillador Carlos Cacho, compartió aspectos íntimos y desconocidos de su vida en una entrevista. Durante la conversación, la figura mediática abrió su corazón y habló sobre las adversidades que ha enfrentado, su paso por la cárcel y cómo logró reconstruir su vida desde cero en varias ocasiones.
Carlos Cacho comenzó su carrera en el mundo del maquillaje a los 18 años. A lo largo de los años, desempeñó una sólida trayectoria enfrentando numerosos desafíos. "Empecé a los 18 años, construí una carrera contra viento y marea. He tenido mil batallas, soy un hombre adulto, no tengo un pendiente con nadie," afirmó el expresentador de televisión al Trome. Su determinación y esfuerzo constante le permitieron superar los obstáculos y seguir adelante en su profesión.
Sumado a ello, Cacho confesó que ha pasado por momentos extremadamente difíciles, incluso perdiéndolo todo en dos ocasiones. La primera vez fue cuando decidió mudarse al extranjero para escapar de la presión de los procesos judiciales y la falta de trabajo.
"La primera fue cuando me fui a Italia a vivir, estaba abrumado, los procesos judiciales, la falta de trabajo. Estaba saturado. Me fui para ordenar mi vida y volver," explicó. A pesar de la difícil situación, regresó a Perú tras la muerte de su padre, decidido a continuar su vida al lado de su madre.
La segunda vez que lo perdió todo fue durante su encarcelamiento. Debemos recordar que Carlos Cacho fue sentenciado y cumplió una pena en la prisión de San Jorge. Durante este período, enfrentó una de las pruebas más duras de su vida, pero también encontró la fuerza para levantarse nuevamente.
"Dos veces, eso nunca lo he dicho. Yo lo he perdido todo dos veces y las dos veces me he levantado. He tenido la valentía de volverme a parar", relató. "Hay una frase que se dice en los penales: ‘Yo me tomo un té con la cana’, es decir que no te supera, que no te gana la depre. Yo me tomé un té," compartió. Entre las personas con las que convivió en prisión, mencionó a Rómulo León, una figura política conocida en Perú.
El popular maquillador también se dedicó a actividades productivas dentro del penal. Organizó un taller donde se fabricaban artículos de cuero, como pulseras y carteras, que se hicieron muy populares. Esta iniciativa no solo le permitió mantenerse ocupado, sino que también contribuyó a su estabilidad económica al salir de prisión. "Tuve la suerte de salir con la economía saneada," comentó.