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Espectáculos

Lucho Cáceres: “Si se me cerrasen las puertas, sería una condecoración”

Entrevista. El actor ganó juicio por difamación y opina de la televisión. Por otro lado, participa en la campaña ‘De qué color son tus muertos’.

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El actor comenta sobre la televisión peruana, el juicio que ganó y habla de coyuntura. Foto: Félix Contreras.

“Mis redes sociales son mi periódico mural”, dice Lucho Cáceres. Mientras camina por una calle y hace compras, una vecina y un comerciante opinan sobre la demanda que hizo por difamación. Uno lo apoya y el otro piensa que no era necesario. “Si personas que delinquen permanecen más de 20 años en un medio, es culpa de nosotros”, nos respondería más adelante el actor.

-Hace poco, por la ley Tudela, me decías que el gremio también debería protestar, por ejemplo, por la represión que hubo en las marchas.

-Es que me parece mezquino, si la gente te ha otorgado cierta representatividad, no retribuir de alguna manera en mejorar el espacio que habitamos. Yo no tengo ninguna crítica para los que promocionan 17 marcas diarias, pero por qué no utilizas un pedazo de ese espacio en algo que sea del bien común, ese es mi rollo. No es una obligación, pero yo veo el arte como un compromiso.

-¿Sigues pensando que la televisión no es tan inofensiva y que funciona para “distraer”?

-Es interesante porque pueden ser creados como no creados, ¿no? Algunos, claramente, los puedes identificar, pero otros no. La serie de las 8 p.m. dice que retrata la realidad, pero no pues, tendrían que ver el caos en el que estamos sumergidos, la democracia casi inexistente, los muertos. Retratan otra realidad que seguramente existe en esta Lima virreinal, pero no todo el mundo quiere casarse ni son heterosexuales. La tele, de forma consciente o inconsciente, trata de que nada cambie.

-Se confirmó la condena a Magaly Medina. ¿Cómo resumes el proceso?

-Yo lo resumo con una palabra: “resarcido”. No sé si hubiera actuado de la misma manera si no hubiera pasado seis años en una facultad de Derecho. Me sentía doblemente obligado a accionar. Tenía tan claro el delito que venía cometiéndose varias veces no solo conmigo y dije: “Este es el momento”. Además, fue bastante dura la forma en que se me insultó. Muestra de ello es que he ganado en las tres instancias, es un 3-0 y ya no se puede apelar. Es contundente. En ese programa se cometen delitos durante muchos años y se ha normalizado.

-En la sentencia se dice que “ha utilizado un medio periodístico para atacar”, y la otra parte señala que estás en contra de la libertad de expresión. ¿Cómo enfocas eso?

-En primer lugar, ella no es periodista y mi defensa se basaba un poco en eso. Ella dice que es un programa periodístico y no lo es. Ella realiza chisme, morbo, pero no es prensa. Claro que existe la prensa de espectáculos, pero ella confunde todo, confunde el interés público con el morbo, el bien común con la vida privada. Ha confundido tanto que la mitad de mis compañeros y compañeras se creen personas públicas, ¡me lo dicen! Por eso les digo: ‘No, no somos alcaldes’. Yo creo que lo importante de esta sentencia es que le pone un alto porque establece normas de conducta, porque se puede pedir la prisión efectiva.

-¿Piensas que el programa tal como lo conocemos va a terminar, entonces?

-Eso va a depender del accionar. Pero no le dan importancia o le tienen miedo. Nadie es tan poderoso, lo que pasa es que no quieres comprarte el pleito, no todo el mundo quiere un proceso que dura casi 4 años.

-En medio de ello, eres parte de la campaña ‘De qué color son tus muertos’. ¿Cuándo empezó el proyecto y qué repercusión esperas?

-Soy amigo de Mario Colán y él es parte de Teatro SinVERgüenza(grupo que dirige). Cuando salimos a marchar, la primera vez, nos juntamos un grupo de actores y actrices, queríamos hacer este tipo cosas, ¿no? Porque nos dimos cuenta de que salir a marchar ya no está cambiando nada. A Mario se le ocurrió esta campaña con la Coordinadora de Derechos Humanos y a mí me pareció genial e impactante. Felizmente, existe prensa para difundir, lo cual te convierte en un caviar y eso ya lo asumo como un halago porque caviar es oponerte y preocuparte por los derechos humanos. Si se me cerrasen puertas por mis opiniones políticas, sería una condecoración.