Una familia ‘sobrevive’ a una convivencia casi imposible, sobre ello gira La omisión de la familia Coleman, dirigida por Lucero Medina Hú. La obra del argentino Claudio Tolcachir va más allá de la comedia. “Para mí es un viaje”, nos comenta por teléfono Stephany Orúe sobre los ensayos en teatro La Plaza. La actriz interpreta a Verónica, la única Coleman que creció fuera de casa. “Se tejen vínculos tóxicos, pero a la vez es contradictorio porque es una familia que se ama. Mi personaje tiene un viaje complejo porque no vivió con ellos, pero su abuela es su ancla y ella está pendiente y los ayuda económicamente. La obra revelará secretos como con gotero”.
Su personaje aborda “esa lucha interna” entre proteger a la familia y también protegerse de esos códigos violentos. Por ello, comenta que los temas son “muy presentes”, como la salud mental y el abandono. “Es difícil cortar esas cadenas, porque tu hogar es tu primera escuela. Verónica ha tenido ‘la suerte’ de salir pequeña y tener educación, no ha vivido en un ambiente tan violento, pero no ha tenido mamá y no quiere repetir lo mismo con sus hijos. Como actriz, uno trabaja con fábulas antes de lo que se vive en escena. Así que creo que Verónica ha hecho terapia en esa búsqueda de encontrar el equilibrio, porque es duro amar a alguien del que te avergüenzas. Y, entre los hermanos, Marito es el eje, es neurodivergente y no han tenido los recursos necesarios para darle calidad de vida”.
La actriz Stephany Orúe conduce el programa educativo dirigido a escolares que se transmite por TV en señal abierta.
La actriz califica los ensayos como un “proceso muy emotivo” y un “subidón” por las reflexiones acerca de los vínculos. “Lucero (la directora) tiene una sensibilidad muy aguda. Tiene una asistente, entonces son dos mujeres al frente y es bonito ver cómo abrazan las propuestas que nosotros damos. No nos imponen nada. Me siento acompañada”.
Y esa montaña de emociones tiene que ver también con el hecho de ser mujer, añade. “Hay un texto que la abuela dice: ‘¡Hombres! Nunca hemos tenido suerte con ellos’. Es una frase muy poderosa porque le puedes dar muchas lecturas. Por lo menos ahora, el camino de una mujer es más valorado, al menos esa es la lucha que estamos peleando. Aquí estamos viendo a una abuela que, con sus carencias, sostiene como sea a esta familia”.
En ese sentido, la actriz comenta que es necesario hablar de la violencia de género, sobre todo con las lamentables estadísticas de feminicidios en Perú. “Me duele muchísimo y me da mucha frustración. El trabajo que se tiene que hacer es darles las posibilidades a las mujeres para que puedan pedir ayuda. Yo vivo mi vida pensando que un hombre no es más fuerte que yo, ni física ni emocionalmente. Entonces, desde mi labor como con esta obra, es también contar que una mujer puede liberarse y no mantener una relación tóxica. Lo ideal sería tener un hogar funcional y una pareja con quien se pueda construir, pero más importante que eso es estar bien. Se necesitan espacios de terapia, todas deberíamos tener esa oportunidad. Son grandes batallas que se enfrentan cada día, por eso escribí ‘Ni un paso más’, porque vi que un señor maltrataba verbalmente a una señora. Le dije a ella: ‘no lo permita’. Si ves algo así, no puedes seguir de frente”.